
Por: Rafael A. Escotto
Ginnette Altagracia Bournigal Socias, socióloga, exdiputada, senadora de la Republica y su esposo el ingeniero Miguel –Chío – Jiménez Messón no son dos nombres de personas que aparecen discretamente solo para ser contados en las estadísticas de población y familia de una sociedad costera como Puerto Plata. Ellos son más que censo: son ideas, son fuerza, ilusion, magia y, son, además, puertoplaténos de pura cepa. Estos atributos se sintetizan en un solo concepto: Éxito material y social de propósitos mancomunados.
Ambos personajes configuran una pareja socialmente dinámica que se han integrado a la política y al quehacer empresarial de su pueblo con objetivos bien específicos de ayudar con sus imaginaciones y firme determinación a impulsar el progreso socioeconómico de su natal Puerto Plata, estimulando con entusiasmo y perseverancia el turismo hotelero y de cruceros hacia sus costas de perlas y de corales. Además, relanzar con nuevos bríos el parque de Zona Franca Industrial.
Puerto Plata no solo es historia de las primeras navegaciones europeas hacia el Continente Americano; sobre sus tierras se consagró por primera vez la evangelización y con ella se ofició la primera eucaristía del catolicismo; Puerto plata es mar de navegantes, de corsarios y de asentamiento de civilizaciones que le dieron significación a grandes narraciones heroicas y elegiacas.
La ciudad Atlántida de Puerto Plata es galeones y carabelas cargadas de tesoros que reposan aun en el fondo de su ancho mar esperando que algún intrépido buscador de fortunas extraiga de sus entrañas esas riquezas y las de a conocer mundialmente como un océano de grandes misterios por descubrir.
La señora Ginnette y su esposo Chio, a quienes no conozco, solo sé de ellos por sus afanes y sus sueños por Puerto Plata, me guían para recalar en este artículo buscando comprender y apoyar sus anhelos desde este monumento.
Coincido en algo que expresó recientemente la también exgobernadora provincial, o sea, Ginnette Bournigal de Jiménez, que Puerto Plata «es el Cibao y no el Sur de la Florida».
¿Por qué la señora Bournigal de Jiménez trató de romper con este viejo dimorfismo de que Puerto Plata no es el sur de la Florida? Habría que suponer que mientras se mantuvo esta asociación, más psicológica que real, el desarrollo de Puerto Plata vivió desconectado del dinamismo y de los progresos y oportunidades del Cibao como región llena de energía creadora.
Puerto Plata es una ciudad oceánica que se presta a leyendas famosas de piratas y de diálogos encantados para filósofos, como aquellos diálogos famosos de Platón que recibieron el nombre de Timeo y Critias y que describen una isla situada más allá de las Columnas de Hércules en la que se erige una poderosa ciudad conocida como Atlantis. Puerto Plata es mar y tierra de juglares, de recitadores y de literatos.
El color verdoso azulado de sus aguas son tonalidades fascinantes que hacen de Puerto Plata un lugar de lujuria y de desenfrenos mejores entendidos, que no paran de atraer visitantes por el exceso y diversidad de sus actividades, lo que en tiempo del poeta lirico Horacio y de Marcial, el de los Epigramas o composiciones satíricas, este enclave hubiese sido adorado por estos poetas.
Una de sus bahías más llamativa para recibir y acomodar yates y catamaranes procedentes de Europa, es Luperón y sus atractivos manglares usados por aves migratorias como el bubi, la gaviota pico negro y la ciguita de manglar. El panorama que expone esa ensenada parece una postal dibujada por el mejor artista conocido: Dios.
La familia Bournigal-Jiménez hace cuantos empeños son plausibles para la refundición de Puerto Plata en lo que sería un retomar geográfico-económico y social desde la antropología, como un centro de poder económico como Santiago, una ciudad con uno de los registros históricos de desarrollo más vigoroso que tiene el país.
La inauguración o habilitación de la llamada carretera Turística que une a Santiago con Puerto Plata no solo reduce a tan solo veinticinco minutos la distancia entre ambos polos geográficos de desarrollo, al mismo tiempo empalma, en una especie de «ruta de la seda a la dominicana», de manera que esta alianza estratégica abriría nuevas oportunidades de inversión extranjera en una modalidad denominada: vacaciones de retiro para cuidar el cuerpo y la mente que no ha sido bien explotada por el sector de bienes raíces ligado al turismo y a la salud.
Observé a Ginnette y a Chío con agrado, por la carga de imaginación que contiene una foto de ambos esposos empuñando palos de golf, rodeados de amigos golfistas de su misma edad insinuando esa clase de turismo deportivo para Puerto Plata, lo cual es salud, competitividad, disfrute y recreación. ¡Ojala que este mensaje sea promovido internacionalmente con sentido mercadológico!


