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ECO DESDE EL MONUMENTO: Ambiciones electorales desaforadas

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Por: Rafael A. Escotto

Dentro del Partido Revolucionario Moderno (PRM) parece que ha brotado la enfermedad de querer ser presidente de la República y no lo deja ser feliz ni conformarse con lo que han obtenido por su trabajo político.  ¿O será que los egos han despertado temprano los ideales del superego que aparecen en la teoría del psicoanálisis de Freud?

La proximidad relativa de las elecciones pautadas para el 2024 ha comenzado a producir cierto escozor en la ambición de algunos dirigentes políticos del PRM hasta el grado de pretender que le ha llegado el momento de presentar sus precandidaturas frente al país, aunque el partido se parta en pedazos. Esta patología podría rebasar los límites de la sensatez política y arruinar el buen posicionamiento logrado por este partido y las acciones del presidente.

¿No creen ustedes que en vez de esos afanes electoreros prematuros lo que se esperaría de estos «precandidatos» perremeístas sería reforzar la imagen positiva del Gobierno sumándose militantemente a los esfuerzos del jefe de Estado Luis Abinader Corona y con ello reforzar la posibilidades electorales del PRM? ¿O quizás sea que estas aspirantes estarían pensando en algo así como la frase «divide y vencerás» para romper con la estructura de su propio partido y evitar una posible reelección de Luis Abinader?

Sin un PRM compacto no habrá partido para ninguno de los que han anunciado aspiraciones presidencialistas con miras al 2024. Sería una horrible locura de quienes estén detrás de la absurda idea de pretender formar un supuesto Partido Revolucionario Moderno Alternativo (PRMA) para enfrentar al PRM y una indudable reelección de Abinader. Esos ímpetus tan notables de impaciencia y de inconstancia, dijo Confucio, «destruyen los más elevados propósitos».

Recordemos que la hipocresía y la falsedad engañan y hacen sufrir. Una frase de Aristóteles sintetiza lo que le pasó al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), que fue casi destruido o reducido a su más mínima expresión electoral por la ambición desmedida de algunos de sus propios forjadores: «No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto».

La hipocresía, advirtió el dramaturgo y poeta francés Molière, es el colmo de todas las maldades. El país no tiene otra mejor opción electoral para el 2024 que apoyar la eficiencia administrativa, a pesar de la pandemia, de la guerra ruso-ucraniana, de secuestros, de alzas de los carburantes y de la inmigración haitiana.

No obstante a estos problemas económicos y sociales mundiales los obreros y los maestros dominicanos han recibido alzas salariales importantes en este gobierno; tenemos la casi universalización del seguro de salud (SENASA), subsidios a la gasolina y al gas licuado de petróleo y cuantos otros beneficios, garantizándole al ciudadano una estabilidad emocional importante al cubrirle parte de sus gastos imprescindibles.

No puede el país dar un salto al vacío en un momento donde se vislumbran grandes apuros de abastecimiento alimentario y de otra naturaleza para la humanidad. El país, a pesar de estas amenazas, luce estable en sus afanes de desarrollo, ello así porque el Gobierno está enseñando que está administrando la nación con un gran sentido de misión, por lo que no debe arriesgar su estabilidad para cederle el paso a pretensiones electoreras agoreras o pesimistas.

Recuerden, finalmente, esta frase de la actriz estadounidense Juliana Harkavy:  ¡Es difícil correr rápido y saltar de los techos cuando tus pies se están congelando!».

 

 

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