Por: Juan Cruz Triffolio
Sociólogo – Comunicador Dominicano
Hace unos días, repasando diversos apuntes de carácter histórico, vuelvo de nuevo a reencontrarme con algunos detalles y peculiaridades que exhibieron connotadas figuras del pasado reciente, tanto a nivel regional como nacional.
Se trata de curiosidades que por su originalidad merecen no ser introducidas en el saco del olvido.
Siendo esa la realidad, permítanos enunciarlas a continuación como simple ejercicio de evocación capaz de motivar, en varios casos, a un inesperado conocimiento sobre valiosos protagonistas de epopeyas inolvidables de nuestra historia no lejana.
Fueron ellos, quienes rayando en lo pintoresco, proyectaron peculiaridades que perfilaron, en cierto modo, su inolvidable personalidad.
A continuación, como muestras, veamos, en detalles, varias realidades enunciadas en diferentes textos sobre el pasado dominicano:
El General Alejandro Anderson, Gobernador de Samaná, popularmente conocido como Macabón, el mismo que prohibió escupir redondo por su costumbre de recoger monedas del suelo y evitar contaminarse con saliva, usaba aretes.
El General Gaspar Polanco, Presidente del Gobierno Provisional de la Restauración, no sabía leer ni escribir y firmaba con un sello.
El General Gregorio Luperón era campesino, oriundo de los Ranchos, sección de Puerto Plata.
Telésforo Polanco, Comandante de Armas de Santiago de los Caballeros, tenía una pierna de palo.
José Félix, director de la Banda de Música de Santiago, era jorobado.
Cumbo, el cartero de La Vega, no sabía leer.
Joaquín Gómez, farmacéutico de La Vega, era ciego.
Julio Acosta, director de la Banda de Música de La Vega, al igual que Beethoven, al momento de crear su Quinta Sinfonía, era sordo.
El Pbro Gabriel Moreno de Christo era tuerto.
Pedro Pepín, Gobernador de Santiago, tenía el pescuezo lleno de cicatrices a consecuencia de las escrófulas.
Wenceslao Figueroa, Vicepresidente de la República, era cojo.
El General Ulises Heureaux, Presidente de la República, conocido popularmente como Lilís, tenía un brazo curvado a consecuencia de un balazo.
Monseñor Ricardo Pittini, Arzobispo de Santo Domingo, durante sus últimos años de vida, asumió sus responsabilidades religiosas siendo ciego.
El General Perico Pepín era un hombre valiente hasta la temeridad pero le tenía miedo a los muertos.
Nacif P. Haché, de nacionalidad árabe, estando de visita en el Santo Cerro, La Vega, solicitó un vaso de agua, el cual le fue negado, y en consecuencia, ordenó construir un aljibe que todavía está en buen estado.
Juana Saltitopa, La Coronela, era de Jamao, La Vega, y su verdadero nombre es Mercedes, murió en Marilópez o Laguna Prieta y de su o los asesinos, nunca se ha sabido algo.
Siendo Venerable Maestro el señor Darío Mañón, en la Respetable Logia Nuevo Mundo No.5, en Santiago de los Caballeros, en 1925, se distribuyó, por primera vez, el zapato escolar en la República Dominicana.
La Revolución de los Bimbines, en 1888, se llamó así porque su jefe, el General Pablo Reyes, se titulaba El Tigre Bimbín.
Los bomberos de Salcedo, además de caracterizarse por su prontitud y eficiencia, tienen en su historia el haber tenido que observar cómo las llamas destrozaban su local principal, contando un carro bomba moderno, a principios de la década de los años 70s.
Rogelio Delgado Bogaert, natural de Puerto Plata, fue el primer sacerdote consagrado en la iglesia Nuestra Señora de La Altagracia, en Santiago de los Caballeros, actividad encabezada por el obispo salcedense Hugo Eduardo Polanco Brito.
María Ignacia, madre del historiador, periodista y diplomático, don Pedro María Archambault, para cada traje, confeccionado con las mejores telas de su tiempo, tenía una sombrilla de seda, zapatillas, medias y cadenas gruesisimas de oro, por lo que al trajinar por las calles lucia sumamente ridícula y su hijo la cuestionaba por pretender exhibirse y parecerse a una jovencita quinceañera, sin importar la mofa del pueblo.
El Padre Suazo, cura de Azua, oriundo de Santiago de los Caballeros, antes de abrazar el sacerdocio era tambor en el Ejército.
En el local que ocuparan los esbirros miembros del mal llamado Servicio Inteligencia Militar –SIM-, en la ciudad de Salcedo, durante la oprobiosa dictadura trujillista, en esa misma edificación funcionó, tiempo después, el Movimiento 14 de Junio.
El Padre Borbón, cura de San Cristóbal, antes de la carrera eclesiástica, ejercía el oficio de zapatero, era santiagués.
Por el momento, hagamos una pausa para luego, fruto de las lecturas de interesantes textos de referentes históricos, continuar con esta recopilación de informaciones curiosas y anecdóticas, sin dejar de ser valiosas, compartiéndolas con quien pueda interesarles.
El compromiso ha sido asumido, prometo que ya regresaremos…