Por Lic. Elèxido Paula.
Rep. Dom. –Revolución es cambio radical en las instituciones políticas, gubernamentales y del Estado en una sociedad determinada. También es aceptable decir que se trata de un cambio brusco en el ámbito social, económico o moral de una sociedad.
El presente gobierno se ha empeñado forzosamente en hacer creer a través de su poder mediático que en nuestro país se están generando cambios trascendentales en el sistema educativo, algo que raya en lo absurdo y en una grosera manipulación.
Quiero ser justo al reconocer y destacar el extraordinario esfuerzo, hecho por años, por la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), en favor de su familia profesoral, de la superación del estudiantado dominicano y del sistema educativo mismo. Es quizás uno de los gremios más unido, compactado y solidario que tenemos en el país; aunque a veces, parte de la dirección nacional pertenezca al partido de gobierno como ahora, sus luchas gremiales, colegiales y descentralizadas en todo el magisterio nacional se impone sin perder el objetivo macro, que son sus reivindicaciones, aspiraciones y desvelos por los miles de maestros y maestras diseminados por todo el territorio nacional.
Aún con las peripecias, escaramuzas y sacrificios propios de la sobrevivencia, los maestros y maestras afiliados a su gremio, han sido causa eficiente de los cambios producidos en el sistema educativo dominicano; siempre con la antorcha de la lucha y la presión, frente a la indolencia de un gobierno como el que encabeza el presidente Medina.
Hablar de revolución educativa es un asunto muy serio y exigente. No es designar como ministro a un político, que ni es maestro, ni docente mucho menos pedagogo. No es contaminar el proceso enseñanza – aprendizaje de tinte marcadamente demagógico y politiquero. No es pagar miles de millones de pesos en publicidad diaria, a cada hora y minuto para exhibir lo realizado como un logro de una sola persona, el presidente de la república, a sabiendas de que lo gastado proviene del sacrificio impositivo que recauda el Estado de todo ciudadano dominicano; el presidente de la república es un administrador del presupuesto de la nación, no así de sus propios recursos, ni tampoco un depredador y derrochador de lo que le pertenece al pueblo.
El informe del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA-2015), reveló que, en el aprendizaje de los estudiantes dominicanos evaluados en la rama de ciencias, naturales, lectura y matemáticas, República Dominicana obtuvo el quinto lugar con el porcentaje más bajo en los 72 países participantes.
Veamos otra muestra de cómo quiere este gobierno meternos por boca y nariz la revolución educativa que ellos promueven. El Programa Nacional de Alfabetización, aunque tiene un atraso importante para su meta y objetivo final, que es declarar al país con cero analfabetismo, ese objetivo según estudios de investigación realizados por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (ENHOGAR) y Encuestas Nacionales de Fuerzas de Trabajos (ENFT), dicho objetivo no se ha logrado y ponen como ejemplo que la tasa de analfabetismo aún oscila entre un 7.5% a un 8.05%. pero la Iniciativa Dominicana por una Educación de Calidad (IDEC), ha dado la voz de alarma, en el sentido de que el número de beneficiarios del programa registrado es de 990,026 personas, sin embargo, dicho informe dice que el número de egresados es a penas de 591,603 personas, es decir 62.72% de la meta final revisada del plan.
Por lo visto, la revolución educativa promovida por el oficialismo ha sido un fracaso rotundo; nunca hemos salido de los últimos lugares en los informes globales de investigación de las instituciones multilaterales, regionales y locales en materia educativa y de desarrollo humano.
Las autoridades gubernamentales y del sistema educativo nacional, debieran a toda prisa y sin sonrojar “rasgarse las vestiduras” y dar un salto cualitativo, sin demagogia ni manipulación, hacia un rediseño y renovación profunda de nuestro endémico sistema educativo nacional.
La deserción escolar, la insuficiencia de planta física, el número elevado de alumnos por aula, la pobre plataforma de investigación, el déficit en la calidad de la capacitación docente, el clientelismo y la manipulación política son parte del lastre, los escollos y obstáculos por lo que pasa el sistema educativo de la República Dominicana.
Quiero concluir con dos pensamientos vinculados al tema, el primero del psicólogo y experto en marketing Guy Kawasaki “Si tienes que poner alguien en un pedestal, pon a los maestros. Son los héroes de la sociedad”; y el segundo pensamiento es del eminente pedagogo Paulo Freire “Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer”.
Lic. Elèxido Paula
Presidente del Partido Humanista Dominicano (PHD).