Por Karleny Cabrera
A menudo escuchamos a personas decir que cada quien fue creado con un propósito de Dios y que, debido a ello, pues, el hombre atraviesa por ciertos procesos a lo largo de su vida, con el fin de moldear el carácter y temperamento del individuo y, de esa manera, formarlo para desempeñar el rol por el cual vino a esta tierra.
Efectivamente. Debes saber que tu existencia en el mundo no es casualidad. Nadie está aquí solo por estar. Cada persona ha llegado al universo con un propósito de vida. Ahora bien, ese objetivo hay que descubrirlo en el transcurrir de nuestros días por esta tierra.
Mírate. Detente un segundo y piensa: ¿A qué vine a esta tierra? ¿Estoy cumpliendo el propósito para el cual fui creado? Si lo has descubierto, te felicito en gran manera; y si no lo has hecho, te auguro a que te levantes, te enfoques y busques dentro de ti el verdadero sentido de la vida.
En el momento en que conoces cuál es tu fin determinado, la meta de tu existencia; cambia el enfoque de tu recorrido por la tierra. Es que cuando tienes una finalidad por la cual luchar y levantarte cada día, tu vida toma un valor diferente, porque ahora tendrás un motivo por el cuál avanzar.
Incluso aquellos que no juegan un papel tan notable en la sociedad tienen un objeto determinado de vida. Y ese propósito, no necesariamente va ligado a tu profesión o nivel académico; pues, el plan de vida es algo mucho más profundo y personal; se trata de tu lado más humano, del don de servir a los demás.
Con una acción que, que quizá sea simple, puedes estar inspirando a otros. Con un gesto de amabilidad o una palabra de aliento, tal vez consigues levantar a un caído de una situación difícil por la que esté atravesando. Tu propósito de vida va ligado al amor hacia el prójimo del que tanto hacen mención las Santas Escrituras.
Conoce tu objetivo de vida, indaga sobre él, descúbrelo y asúmelo. Sé un individuo diferente al resto; inspira a otros. No te quedes en el anonimato. Para que el mundo cambie, primero debes cambiar tú. Ve detrás de aquello por lo que fuiste creado y explota el potencial que llevas dentro. Confía en Dios; camina de la mano con tu propósito y cumple aquello por lo que viniste a este mundo.