Por: Karleny Cabrera
Es normal encontrar en las redes sociales campañas sobre la concientización para el cuidado hacia el medio ambiente que el ser humano debe tener; no obstante, a eso, las personas siguen su paso por la vida sin detenerse a meditar sobre el entorno que nos rodea y la manera en que este, está siendo maltratado y deteriorado por quienes, irónicamente, aman la vida.
Parece ser que no nos damos cuenta de que este planeta es nuestra casa; y que a medida que este se va estropeando, también nos vamos quedando sin hogar. Basta con mirar a nuestro alrededor para notar la cantidad de contaminación ambiental, tala de árboles, ríos secos, arroyos llenos de basura, etc. ¿A dónde vamos a parar?
¡Basta ya! La madre naturaleza grita con gran voz que la cuidemos, que la amemos, que ya no sigamos con ese maltrato desconsiderado hacia ella. La tierra necesita amor y cuidado de quienes la habitan. Es momento de hacer conciencia y parar de autodestruirnos.
La raza humana es la responsable, en su totalidad, de cuidar todos los ecosistemas. Sin embargo, mientras pasa el tiempo vemos que, en su mayoría, las personas no están asumiendo con responsabilidad el compromiso de vigilar los elementos que Dios creó con el fin de que nos deleitemos con la belleza de cada cosa hecha por sus manos.
Los arroyos y ríos que hace unos años brindaban sus cristalinas aguas, hoy están llenos de desechos sólidos, en su mayoría plásticos, que las personas arrojan desmedidamente; y ya no se puede disfrutar del preciado líquido porque, directamente estaríamos consumiendo basura. O peor aún, hay muchos de esos ríos y cañadas que hoy están secos a causa de la misma contaminación.
¡Hagamos conciencia! Mientras más contaminamos y maltratamos nuestra madre naturaleza, más oxígeno perdemos, más se deteriora la capa de ozono, que tanto nos protege de los rayos ultravioletas; y más elementos naturales nos harán falta para subsistir.
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