Por: Karleny Cabrera
Suele pasar que, en situaciones difíciles, el ser humano se abruma, no entiende el porqué de su mal momento, piensa que no hay salida a aquello que está atravesando; y los pensamientos cargan su mente tratando de explicarse cómo salir de la incomodidad que el problema le produce.
Es cierto que hay situaciones que son producto de malas decisiones y comportamientos, así como también existen las que son provocadas por Dios con el objetivo de fortalecer el carácter del ser humano. Independientemente de cual sea el caso, lo más efectivo siempre será encomendarse a Jehová; pedirle sabiduría y paciencia para manejar el conflicto de la mejor manera posible y salir airoso del mismo.
La Biblia dice en el libro del profeta Isaías, capítulo cincuenta y cinco, versículo nueve: “como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
Por medio del anterior texto bíblico el Señor enseña que, aunque no entendamos el porqué del momento duro, triste o amargo; él está al corriente de todo y conoce porqué está permitiendo la prueba. En el tiempo difícil, lo más conveniente es confiar en Jesús porque su grandeza es tal que, tarde o temprano, cada quien comprenderá la razón de cada situación.
Nada sucede en esta tierra sin que Dios esté al tanto de ello; y aunque, a veces, no lo sintamos, el Espíritu Santo siempre está con nosotros. El trabajo de cada individuo es creer fielmente en que los pensamientos del Señor son más altos que los suyos y que, él permite todo por una razón, aunqueen el momento no lo entendamos.
Confiar y esperar en Dios, tal vez, es difícil, pero las bendiciones que esto produce sobrepasan nuestra mente limitada; pues, él conoce mejor que nosotros lo que traerá felicidad y quietud a la vida de cada quien, por tanto, descansar en sus brazos de amor producirá en el individuo la bendición de ser feliz.
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