Por Karleny Cabrera
La gratitud, ese sentimiento de aprecio y agradecimiento por los beneficios y bendiciones que hemos recibido, es una cualidad que impacta significativamente el balance y bienestar espiritual y emocional de las personas. Ser agradecido ayuda al ser humano a ser más feliz y a portar dentro de sí mayor fortaleza y madurez.
La queja trae pobreza, mas la gratitud, abundancia. Un corazón agradecido siempre tendrá de su lado el poder del Dios omnipotente, creador del cielo y la tierra y moverá al Espíritu Santo a actuar a su favor en cada aspecto de la vida.
El agradecimiento es una actitud que enaltece. Generalmente, las personas son más felices cuando sientengratitud dentro de su ser. Ser agradecido imposibilita los sentimientos de amargura, rencor, ira, queja y menosprecio o las sensaciones ligadas a estas emociones.
Todos los días recibimos bendiciones maravillosas y se nos ofrecen grandes oportunidades en la vida. Una forma de no apreciar esos favores es albergando la queja y el menosprecio en el corazón. Pedimos y esperamos mucho más de lo que tenemos, pero no damos valor a aquello que ya ha sido provisto.
La gente exitosa y triunfadora posee gratitud en el corazón y, por eso, Dios les ayuda. La palabra del Señor dice en el libro de primera de Tesalonicenses, capítulo cinco, versículo dieciocho: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”.
Podemos estar agradecidos a nuestros padres, familiares, amigos y vecinos; expresar gratitud a todos los que, de una u otra manera, nos han ayudado, pero, sobre todo, dar gracias al Padre Celestial por su bondad hacia nosotros reconociendo su mano en todas las cosas.
Ser agradecido ayuda al individuo a mantener una actitud positiva ante la vida. La gratitud abre miles de puertas. Es mejor poner en práctica el agradecimiento y valorar todas aquellas cosas que damos por sentadas, ya que si un día nos hacen falta, notaremos el valor que posee cada bendición que hemos recibido.
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