Julio Carreras le pegó fuego a la Lidom en las primeras tres semanas, luego el pitcheo lo sometió, pero hizo los ajustes para volver a dispararse, y tocó techo con un juego de cinco hits y seis carreras empujadas, el lunes ante las Estrellas.
Carreras, un torpedero a punto de cumplir 24 años, jugó el jueves ante el Licey su último partido con los Gigantes, pero entiende que el jugador que se va es una versión mucho mejor de la que llegó al campamento de los potros en octubre.
“Todo el trabajo que se ha venido haciendo en algún punto de la carrera nuestra siempre trae sus frutos y este año salió ese trabajo”, dice Carreras. “(Crecí) demasiado, me voy con una experiencia diferente. Aquí todo el mundo sabe la presión que hay, la confianza que hay que desarrollar para manejar el juego cada día, me voy con una experiencia diferente”.
Firmado en 2018 cuando tenía 18 años por un bono de US$18,000 por los Rockies, el nacido en Sabana Grande de Boyá creció jugando con José Sirí y Elly de la Cruz. “Nada más faltó que nos parieran juntos”, dice para referirse a De la Cruz, quien debutó el curso pasado con los Rojos de Cincinnati y fue todo una sensación.
Desde el otoño pasado Colorado lo agregó a su roster de 40 hombres y, si bien sus números en las menores no causan alta impresión, en Denver tienen una gran esperanza en que haya alcanzado la madurez.
“Creo que la confianza y prestarle más atención al estilo de juego”, dice Carreras para definir el gran salto que ha dado el que llega a la fecha como favorito para el premio al Novato del Año.
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