Por Editorial periódico Camino
En este Domingo de Resurrección celebremos la vida, y dejemos atrás todos los signos de muerte que envuelven a un segmento importante de nuestro país. Emprendamos nuevos senderos de esperanza, y nunca nos cansemos de encender luces, en vez de maldecir la oscuridad.
Los miles de fieles que vivimos la Cuaresma en todas las Diócesis del país tenemos el compromiso de involucrarnos en el trabajo de crear un mundo mejor, haciendo la diferencia de entregarnos a los demás en una sociedad llena de angustia, violencia y desenfreno.
Nuestra presencia en cada lugar tiene que dejar el aroma de la alegría, el perfume de la felicidad, el oxígeno del optimismo y la esperanza que ya muchos perdieron. Los cristianos tenemos que dar sabor a esta tierra, en donde otros se empeñan en dejarla sosa.
Esperamos que la Resurrección del Señor nos lleve a respetar los derechos humanos de todos, a erradicar las prácticas que esclavizan a nivel político, económico y social. A compartir el pan con aquellos que pasan hambre. A que jamás nos instalemos en nuestras comodidades cuando hay tantos seres humanos viviendo en la extrema pobreza. Salgamos de la indiferencia que nos aparta de la solidaridad y caminemos con el traje del compromiso sincero hasta construir una República Dominicana nueva. No estamos soñando, sabemos que un mundo mejor, es posible.
El Papa Francisco nos pide que nos apresuremos a superar los conflictos y las divisiones y a abrir nuestros corazones a quien más lo necesita. A recorrer senderos de paz y de fraternidad.
Felices Pascuas de Resurrección.