Por: Cándido E. Almánzar, Gestor Universitario.
La salud mental, una dimensión vital de nuestro bienestar, ha emergido como una preocupación global, agravada por las complejidades de la vida moderna. Según la Organización Mundial de la Salud OMS, aproximadamente 450 millones de personas en todo el mundo sufren de trastornos emocionales. Esta cifra revela la magnitud del desafío que enfrentamos y subraya la necesidad urgente de abordar la estabilidad emocional en la agenda política.
En la República Dominicana, esta problemática no es ajena. Aunque las estadísticas específicas varían, se estima que un porcentaje significativo de la población experimenta algún tipo de trastorno psicológico. Sin embargo, la respuesta legislativa y las políticas públicas en este ámbito están rezagadas, dejando un vacío crítico en la atención y el apoyo a aquellos que luchan contra problemas de equilibrio psicológico.
Al abordar el bienestar emocional a través de la legislación, la República Dominicana puede allanar el camino hacia una sociedad más saludable, donde el bienestar emocional sea una prioridad para todos. La falta de acción legislativa no solo perpetúa el sufrimiento individual, sino que también limita el potencial de desarrollo y progreso de la nación. En este contexto, es fundamental que el país se movilice para establecer políticas públicas sólidas que reflejen el compromiso con la salud emocional y promuevan un futuro más equitativo y saludable para todos sus ciudadanos.
El impacto de la falta de legislación específica es evidente en la falta de accesibilidad a servicios de salud mental, la estigmatización persistente y la escasa conciencia pública. Es imperativo que la República Dominicana aborde esta cuestión con seriedad y adopte medidas legislativas concretas para establecer políticas públicas robustas que aborden las necesidades de bienestar psicológico en toda la nación.
En este contexto, la creación de leyes específicas puede proporcionar el marco necesario para garantizar la financiación adecuada, la formación del personal médico, la promoción de la educación pública y la implementación de programas de prevención. La salud mental no debe ser considerada como una cuestión secundaria; su impacto en la productividad, la calidad de vida y la cohesión social requiere una atención inmediata y sostenida.
En vista de la urgencia y la importancia que reviste la salud mental en nuestra sociedad, es crucial que se incluya en el debate de los candidatos presidenciales organizado por la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios, ANJE. La estabilidad emocional de nuestra población no puede ser ignorada ni relegada a un segundo plano. Es fundamental que los aspirantes a la presidencia aborden este tema con seriedad y propongan medidas concretas para mejorar la legislación y las políticas públicas relacionadas con la salud emocional en la República Dominicana.
Sugerimos a ANJE considerar la inclusión de la salud mental como uno de los temas centrales del debate, ya que su impacto en la calidad de vida de los ciudadanos, la productividad laboral y la cohesión social es innegable. Es necesario que se promueva un diálogo informado y comprometido sobre este asunto, que incluya propuestas claras y acciones concretas para abordar los desafíos que enfrentamos en este ámbito.
La salud mental no es solo una preocupación individual, sino también un tema de interés público que requiere la atención y la acción de todos los sectores de la sociedad, incluyendo al gobierno, las instituciones públicas y privadas, y la ciudadanía en general. Es hora de que pongamos a la salud emocional en el centro de la agenda política y trabajemos juntos para construir un futuro más equitativo, saludable y resiliente para todos.