Por: Karleny Cabrera
La batalla entre el corazón y la mente es constante: el primero insiste en que el individuo se deje guiar por los sentimientos; mientras que los pensamientos siempre quieren darle paso a la razón. Por ello el ser humano pelea,prácticamente, a diario consigo mismo: ¿Doy paso a las emociones o al raciocinio?
Esta lucha entre lo emocional y lo racional no es más que el ánimo necesario para continuar por el camino que te has trazado con anterioridad. En esta encrucijada se pasan las personas la vida. Pero ¿A cuál de las dos conviene más hacerle cado?
Cuando alguien prioriza las emociones por encima de resultados factibles o razonables suele significar que está siguiendo el corazón; por otra parte el uso de la cabeza para toma de decisiones se basa en prácticas de pensamiento lógico en lugar de valores emocionales a la hora de elegir.
Aunque es natural que los seres humanos se enfrenten a instintos contradictorios, tanto del corazón como de la lógica, al momento de decidir por una cosa o la otra, esto no implica que no se pueda resolver eficazmente.
A la hora de la toma de decisiones es necesario poner en práctica técnicas sólidas que conduzcan hacia juicios equilibrados, como por ejemplo, pensamiento crítico sobre la situación actual e inteligencia emocional, aprendiendo a manejar y aprovechar mejor las emociones que influyen en los pensamientos y acciones.
Dios habla en su palabra, libro de segunda de Timoteo capítulo uno, versículo siete, y dice: porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
En conclusión, seamos justos con nosotros mismos y tomemos decisiones equilibradas basadas en lo conveniente según la razón pero también con un tanto de sentimiento y, más adelante sabremos si fueron acertadas o erróneas; cualquiera que sea el caso nos quedaremos con una madurez mayor en el ámbito de lla toma de decisiones.