Editorial periódico Camino
Ser padre de familia en la sociedad actual supone enfrentar grandes retos. Estamos en una época en donde los valores se han relativizado. Para algunos, ser honestos, solitarios, y con vocación de servicio a toda prueba es cosa del pasado. Lo incorrecto se ve como normal.
En ese terreno los padres que comprenden su misión caminan firmes, dejando atrás el cansancio para lograr que sus hijos sean personas de bien para la comunidad y la Patria.
Para alcanzar ese objetivo, ellos se van consumiendo como un cirio encendido, que se desgasta después de haber alumbrado los espacios oscuros, y así evitar que sus descendientes no sean presas de los signos de muerte que presenta el mundo actual.
Al celebrarse este domingo 28 de julio el Día de los Padres en nuestro país, llegue nuestro reconocimiento a tantos hombres que han asumido su misión con entereza y entrega sin límite.
Ellos han sido un monumento al amor que transforma, y da vida. El testimonio encarnado en su existencia dará frutos.
Ellos han comprendido que su conducta ejemplar es la mejor palabra que llega al corazón de sus hijos, dejando huellas que ni el paso de los años borrarán.
Gratitud por siempre, querido padre. Que tu vida siga siendo el mejor regalo que Dios nos ha dado.