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Trabajadores de empresas paralizadas en la Zona Franca Riosur denuncian malos tratos

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El pasado 17 de julio, el Ministerio de Trabajo comenzó la detención de las actividades de 11 empresas ubicadas en la Zona Franca Riosur de Santo Domingo Este. Los inspectores de trabajo levantaron alrededor de 153 infracciones. La mayoría de ellas corresponden a violaciones de seguridad y salud en el trabajo.

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Un vehículo del Ministerio de Trabajo, entrando en la Zona Franca Riosur. (DIARIO LIBRE/DANIA ACEVEDO)

 

“No pueden entrar”, dicen los guardias de seguridad, colocados en la puerta principal. En este momento, un vehículo del Ministerio de Trabajo ingresa a las instalaciones.

El complejo industrial tiene nueve días bajo candado. Por este motivo, cientos de trabajadores llevan más de una semana sin ir al recinto, un lugar en el que se ganan la vida en unas condiciones deplorables.

De Hato Viejo a Riosur, una caminata bajo el sol

Hato Viejo es un pequeño distrito municipal ubicado cerca de la zona franca en cuestión. Aquí viven algunas de las personas que trabajan en Riosur.

La mayoría de ellos tiene que ir a trabajar caminando por una larga recta en la que pasan camiones de carga. Un camino caluroso hacia el laburo. Allí, no les esperaban unas condiciones agradables.

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Vladimir Vargas, a la izquierda; y Samuel Correa, a la derecha. Trabajadores de la Zona Franca Riosur. (DIARIO LIBRE/DANIA ACEVEDO)

Vladimir Vargas lleva desde el 17 de julio sin acudir a Kington Aluminium SRL, una empresa de capital chino que opera en la zona franca y que está entre las suspendidas. “Nuestras condiciones de trabajo eran difíciles”, expresa.

A su lado, compartiendo una partida de billar, se encuentra Samuel Correa, de 22 años, quien también trabaja en la empresa. “Nos trataban mal, a veces hasta agredían a los empleados mentalmente, con palabras obscenas en chino y en español”, añade.

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José Rincón de Jesús, habitante de Hato Viejo. (DIARIO LIBRE/DANIA ACEVEDO)

Más allá, en la avenida principal de la localidad, un hombre de 33 años se acerca a Diario Libre para hablar. Él es José Rincón de Jesús, y aunque no trabaja en la zona franca, tiene una opinión sobre las empresas que operan allí.

“No ayudan a la comunidad. Los salarios son malos y los trabajadores van a pie. No tratan bien a los trabajadores”, asegura. Además, hace énfasis en el poco trato de las empresas con la localidad. “Deberían dar un aporte a la comunidad y no han hecho nada”, finaliza.

El Ministerio de Trabajo informó ayer que en las 11 empresas paralizadas los inspectores levantaron aproximadamente 153 actas de infracción, de las cuales 102 corresponden a violaciones al Reglamento de Seguridad y Salud en el trabajo.

Las 51 restantes son por violaciones al Código de Trabajo relativas a salarios mínimos, horas extras, ausencia de un Comité de Seguridad y Salud en el Trabajo, descanso semanal, falta de pago salario de vacaciones, no disfrute de vacaciones y jornadas excesivas de trabajo.

En el interior de Hato Viejo, en unas casas construidas con madera y hojalata, algunos trabajadores de la zona franca están sentados en unas sillas, en el exterior. Otros, cargando carretillas con cemento.

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