Por Jonattan Flores.
En cada tragedia hay pérdidas humanas, pero no todas las vidas parecen pesar igual. Lo hemos visto una y otra vez: un accidente, un naufragio o una catástrofe natural sacude los titulares, pero solo cuando entre las víctimas se encuentran un funcionario, celebridades, empresarios multimillonarios o familiares de estos, el país y el mundo se detiene a lamentar su fallecimiento.
El tratamiento mediático de esta tragedia en el Jet Set revela una verdad incómoda: vivimos en una sociedad donde la vida de los ricos vale más en términos narrativos. La cobertura se llena de fotos glamurosas, historias sobre sus vidas, sus familias influyentes y sus estilos de vida de lujo. Se habla de “la trágica pérdida para el país” o “la partida de una figura irreemplazable”. Pero, ¿y los demás?
Al parecer a nivel mediático solo nos importa la pérdida de la vida de los que más tienen, no hablamos de los empleados del lugar, de los acompañantes de esos ricos y famosos, los choferes de ellos, los escoltas, etc.
Debemos entender que cada pérdida humana en esta tragedia tiene el mismo valor, nos da la misma tristeza y pone a nuestra nación de luto.