Al enfrentamiento en el Partido de la Liberación Dominicana, por el tema de la reelección o no del presidente Danilo Medina por un nuevo cuatrenio, se suman nuevos adeptos a medida que pasan los días, convirtiendo la entidad política fundada por el profesor a Juan Bosch en un circo de dimes y diretes.
El mayor protagonismo en esta discusión lo llevan Franklin Almeyda Rancier, la vicepresidenta Margarita Cedeño de Fernández, el presidente del senado Reinaldo Pared Pérez, el profesor José Augusto Izquierdo y los diputados Mirian Cabral y Redhames Camacho y entre otros altos dirigente de esa organización.
Es la marcada agudización de la lucha entre el denominado danilismo y el leonelismo, tendencias estas que se disputan la candidatura presidencial para las elecciones pactadas para celebrarse en nuestro país en el 2020, a pesar del impedimento constitucional del mandatario para optar por una nueva repostulación.
Ya en el oficialista partido morado los problemas internos no se tratan internamente. Los dirigentes que por respeto a la aplicación de las normas delucidaban los conflictos en los organismos competentes, ahora se van a los medios de comunicación, donde cada quien defiende sus intereses.
El ambiente es de acusaciones contra acusaciones, descalificaciones, revelaciones y denuncias públicas sobre presuntos planes para volver a modificar la Constitución para facilitar una tercera candidatura de Medina, quien en su momento dijo al país que no duraría en el Palacio Nacional un día más después de finalizado su cuartrenio.
Mientras el liderazgo del Partido de la Liberación se «jala los moños» por el tema, que mantiene en vilo a una gran parte de la sociedad y que es motivo de preocupación para los sectores más pensantes, el presidente Medina se mantiene en silencio, dando razones para recordar la frase de «todo aquel que calla tolera».
En el pasado todo fue armonía, entendimiento, discrepción, coherencia y cumplimiento a los estatutos del PLD, pero en la actualidad todo es caos, desafío y maniobras ocultas en esa entidad por la lucha de tendencias, la cual tiene como nombres y apellidos Danilo Medina Sánchez y Leonel Fernández Reúna.
La interpretación y el sentir popular ha recurrido a la imaginación de que probablemente el ingeniero Miguel Vargas Maldonado, presidente del Partido Revolucionario Dominicano, se llevó el «fucu» de su entidad política al de la Liberación Dominicana, para contagiarlo de «arriba abajo», ya que el hoy canciller todo lo que toca lo contamina.
El mensaje que envía el paledeismo a la ciudadanía es que ya en esa entidad «los trapos sucios no se lavan en casa» sino en los medios de comunicación, para que todo el mundo se entere de que esa organización política esta cualquierizada