Opinión

Se nos acabó la capacidad de asombro

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Por Máximo Sánchez.

 

 

Vimos el titular en las redes sociales y la fotografía de algunos medios, y creímos que era una noticia falsa (fake) de esas que se publican para buscar aprobación, y para crear impactos; algo que las redes sociales han puesto de moda.

 

Nunca podíamos imaginar que, el Tribunal Constitucional de la República Dominicana traicionara de esa manera tan deleznable a la sociedad dominicana. Ayer llegó un procónsul del imperio al país, con un marido y una “agenda woke” debajo del brazo, y hoy los poderes del Estado, se bajan los pantalones y se ponen en posición fetal.

 

La declaración de inconstitucionalidad de los artículos de la Carta Magna que condenan las prácticas sodomitas en las instituciones armadas de la República Dominicana, es un atentado a la vida moral e institucional del Estado y la sociedad dominicana; pero, ese ha sido el comportamiento recurrente del presidente Abinader.

 

Luis Abinader mandó a modificar la ley de regulación del Instituto Nacional de agua potable y alcantarillado (INAPA), para poder emitir el decreto que nombraba un abogado como presidente de esa institución, la cual, siempre y por disposición legal había estado bajo la dirección de un ingeniero; esa violación la llevó a cabo, a solo días de jurar como presidente del país.

 

Luego, ante la necesidad de llenar la vacante dejado por el Dr. Milton Ray Guevara en el Tribunal Constitucional, llevó a ese puesto tan dignamente representado por el Dr. Guevara, a un acólito suyo, el Dr. Napoleón Esteves Lavandier; bajo la presidencia de Esteves Lavandier, se han dado las sentencias más inocuas y degradantes para interés de la Nación dominicana.

 

La sentencia TC/0547/24, de octubre del 2024, es solo un botón de la deslealtad de ese tribunal a la Patria; en esa sentencia el Constitucional despoja al país de franjas oceánicas, para de una manera inexplicable entregárselas al Reino de los Países bajos, rompiendo el principio de igualdad de distancia territorial en el mar.

 

Ahora con esta última sentencia, el Tribunal Constitucional del Dr. Napoleón Esteves y el presidente Abinader, acaban de tirar una tonelada de cieno sobre la representación moral e institucional del país. Las iglesias, las sociedades culturales, las instituciones castrenses, los partidos políticos, todo el mundo han quedado embarrados con esta afrenta.

 

Ya el sablazo “desplumador” del Contralmirante Lajara Burgos, perdió el sentido figurativo para conservar las instituciones; ahora cualquier “jefe” con inclinaciones homosexuales, puede llamar a un soldado e imponer su superioridad de rango, para ordenarle que le sirva en su asqueroso juego.

 

En fin, creíamos que lo habíamos visto todo, pero no, aún falta mucho por hacer, para terminar de disolver la sociedad dominicana… Adelante con su obra presidente Abinader.

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