Será mucha la gente que acudirá a Bellas Artes ae disfrutar al extremo de una producción chispeante y digna pero no se dará cuenta cual es el real Secreto de Familia, que enmascara con sabia sapiencia la pieza teatral original de Claudio Tolcachir. Pero pocos serán los espectadores que se darán cuenta de las torceduras de una familia escandalosamente disfuncional, acolchada en la tipología cómica de sus personajes y en las que se dejan sentir chantaje, parasitismo, el desorden visceral, el abandono y otras tragedias que no debemos develar porque sería traicionar el clima subterráneo y casi invisible de que trata. Ese y no otro es el éxito su autor Claudio Tolcachir.
El éxito de este montaje es transmitir todo aquello en el código del humor y la risa, escondiendo la esencia, su gran gancho . La mayor parte de la audiencia a Bellas Artes se mantendrá en el dulce, chispeante y agradable ambiente que logra el elenco, sin percibir el tufo de lo que se cuece.
En Secretos de Familia cuya actuación coral es distintiva, sobresale Pepe Sierra, haciéndonos ver normal lo anormal. Pepe Sierra se roba, de nuevo, el show y Roberto Cavada entra con luces propias al teatro, a pesar de un falló ciertamente excusable por inmadurez, en su desempeño.
En teatro una de las proezas que más agradece el espectador es la sinceridad de las actuaciones que permite ver como normal, lo “anormal” y es lo que logra con su personaje de un retrasado mental, tal cual lo logra Pepe Sierra, quien vuelve a ratificar que es mortalmente positiva, la combinación de talento y compromiso con el arte.
Tras Secretos de Familia, que inició anoche sus presentaciones en la Sala Máximo Avilés Blonda, queda el dulce y claro el sabor inexplicable que deja el teatro cuando es producto de un gesto de responsabilidad artística y técnica, entregando un espectáculo teatral digno y de múltiples aristas y aportes y permitiendo el disfrute de una actuación coral que, a pesar de su equilibrio, deja claro que un talento joven se ha consagrado: Pepe Sierra.
Se destacan:
Secretos de Familia (Claudio Tolcachir, Argentina, 2005), producción de Karina Larauri, supone el notable desarrollo de un proyecto teatral en el cual se han cuidado con esmero:
La escenografía que es fidedigna tanto el hogar añejo de clase popular como de la habitación de la clínica, el vestuario, responsabilidad de Adria Victoria, (La Pieza).
Los efectos especiales (los implantes en el cuerpo de Carlos Sánchez (La Abuela) que nos convencen de que se trata de una doña entrada en años) y que le permiten una actuación provocativa y muy bien proyectada. Es lo mejor que le hemos visto hacer en teatro.
Karina es una profesional de la escena y la actuación que decidió lograr grandes metas, evitando los caminos de la rutina.
Actoralmente, están muy bien: Irving Alberti (Damián) transmite la frialdad casi delincuencial de su encargo – aun cuando nos produjo sabor repetido de su papel en El hijo de puta del Sombrero); Honny Estrella (Verónica) vuelve a demostrar su talento, que excede su belleza y no sobreactúa pese a las presiones de ese personaje para la aberración escénicas; Roberto Cavada (Eduardo) nos sorprende por su calidad (pero no debió reírse de un chiste explosivo); Carolina Rivas (Meme), nos hizo sentir orgullo de su capacidad sub-utilizada por la nación dominicana y José Guerrero, aporta una profesionalidad ejemplar a su personaje Hernán.
Manuel Chapuseaux reivindica el texto de Claudio Tolcachir, el autor, es una personalidad cultural del teatro en Argentina, según declaración del Congreso Nacional, es un prolífico dramaturgo, maestro del teatro con su propia academia y espacio teatral.
Claudio Tolcachir, el autor, se inició en Buenos Aires como director en 1998 con Chau Misterix, de Mauricio Kartún. En 2005 dirigió esta comedia, con el titulo original de La omisión de la Familia Coleman.
Secretos de Familia es recomendable desde todo punto de vista.