El pasado miércoles el ministro de Medio Ambiente confirmó la celebración de una reunión del presidente de la República Danilo Medina con los aspirantes a la candidatura presidencial por el Partido de la Liberación Dominicana para las elecciones del 2020, sin entrar en detalles sobre los temas tratados entre los presentes en dicho encuentro.
El mismo miércoles la información en tal sentido fue publicada en los principales medios digitales del país y al día siguiente apareció recogida en importante periódicos impresos, donde el licenciado Francisco Domínguez Brito precisaba que la reunión tuvo lugar en el Palacio Nacional.
Sorprende que veteranos dirigentes políticos utilicen uno de los lugares más emblemático con que cuenta el país para este tipo de evento, cuando tienen a su disposición escenarios como la Casa Nacional del PLD, recursos para pagar un lujoso hotel, y manciones pertenecientes a los acaudalados miembros del Comité Político y al Comité Central de esa organización.
La información dada a conocer por Domínguez Brito no precisa cuales pre-candidatos participaron en la actividad, como tampoco señala si la misma fue en el despacho del presidente Medina o si se realizó en otro de los salones de la sede de gobierno.
Sin ánimo de poner en tela de juicio la revelación del funcionario y aspirante a conquistar la candidatura presidencial morada, por tratarse de una figura de sobrados principios éticos y morales, cabe poner en duda la presencia del expresidente Leonel el Fernández, por su distanciamiento con el actual mandatario.
La sobriedad que debe caracterizar a la sede del gobierno central en cualquier parte del mundo, pero en este caso en república dominicana «rodó por el suelo», y quien quita que en el mismo lugar se hayan realizado otros eventos políticos que sólo responden a los intereses de la entidad oficial.
Como el presidente Medina no fue asesorado para nombrar un alto dirigente de su partido como Secretario de Estado sin Cartera con un salario de 250 mil pesos mensuales, ni para designar en su gobierno un viceministro preso por violencia de género, probablemente tampoco fue asesorado para tomar el Palacio Nacional como un comando de campaña.
Lo penoso de todo esto es que ni la llamada oposición política, ni la sociedad civil ni ningún otro sector han tenido la valentía o la certeza para reclamar al primer mandatario de la nación y a los demás presentes en el encuentro respetar el Palacio Nacional, pues no se trata de un patrimonio de su propiedad.
Olvidó el presidente Medina y el grupo participantes que el lugar de la reunión es el escenario destinado para los asuntos meramente del gobierno, como también olvidaron que quien no respeta la institucionalidad no se respeta a si mismo.