LIMA— La VIII Cumbre de las Américas empezó el viernes sin la presencia de algunos de sus protagonistas más esperados.La cita, que constituye la mayor oportunidad de Estados Unidos para promover una agenda hemisférica con el resto de la región, no tenía entre sus asistentes al mandatario estadounidense Donald Trump ni a los presidentes Nicolás Maduro de Venezuela y Raúl Castro de Cuba.
Desde 1994, cuando Bill Clinton inauguró la primera cita en Miami, ningún presidente estadounidense había faltado. Casi un cuarto de siglo después, el elegante escenario de la reunión hemisférica más importante mostraba los vacíos dejados por los polémicos mandatarios.
La cumbre, cuyo tema central es la lucha contra la corrupción, se desarrollará también en medio de los estragos del escándalo desatado por la constructora brasileña Odebrecht, el cual ha salpicado a las élites de la región y hace tres semanas empujó a la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski, el presidente del país anfitrión, Perú.
El nuevo presidente peruano Martín Vizcarra dijo que la corrupción “trunca los sueños de millones de ciudadanos”. Con cifras del Banco Mundial, Vizcarra dijo que cada año se pierde en coimas el 2% del producto interno bruto de los países del hemisferio, cifra equivalente a unos 1,5 billones de dólares, diez veces más de lo que se invierte por año en temas de desarrollo.
Junto a Trump, que canceló el que hubiera sido su primer viaje a Latinoamérica como mandatario, no llegaron al menos otros siete presidentes. Castro y el nicaragüense Daniel Ortega, así como los jefes de estado de El Salvador, Guatemala y Paraguay, enviaron suplentes.
El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, regresó intempestivamente a su país la víspera debido a la desaparición de tres miembros de un equipo del diario ecuatoriano El Comercio en la frontera con Colombia, que posteriormente confirmó fueron asesinados. Moreno dejó en Lima a su canciller María Espinosa.
En febrero, el gobierno de Kuczynski retiró la invitación a Maduro, acusándolo de alterar el orden democrático al convocar elecciones presidenciales para mayo. Pero hace tres semanas se vio obligado a renunciar debido a sus nexos con Odebrecht.
En reemplazo de Trump llegó su vicepresidente Mike Pence, un conservador religioso que podría presionar durante la cumbre por una respuesta más dura a lo que Estados Unidos considera el surgimiento de una dictadura en Venezuela.
En la víspera los cancilleres culminaron el borrador de un compromiso que podría ser adoptado el sábado por los jefes de estado asistentes.
Según informó la cancillería peruana en un comunicado, el texto que será presentado a los mandatarios incluye acciones concretas para la lucha anticorrupción en temas como transparencia en obras públicas, protección de informantes y financiamiento de partidos políticos.
Además se solicitará el apoyo al intercambio de “información y evidencia jurídica entre las fiscalías, cooperación entre los sectores bancario y judicial, profundización de iniciativas de recuperación de activos, medidas contra el cohecho y soborno internacional”.
Algunos observadores creen que la lista cada vez más reducida de presidentes que asisten podría ser un indicio de que los líderes están reduciendo la prioridad que le otorgan a la cumbre.