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La mexicanidad sorprendente en la Cultura Huicho

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Las indescriptibles obras de arte huicholes se basan en los cuatro elementos de la creación: tierra, agua, aire y fuego. Es una de las culturas de mayor esteticidad en la mexicanidad.

Por Jose Rafael Sosa.

RIVIERA MAYA. La mexicanidad, una vez llegas a este destino, te arropa y desborda con sus múltiples caras y expresiones. Muchas de esas formas de la cultura mexicana.

Una de ellas, el arte Huichol, que se presenta en las obras detalladas y de un diseño que habla de un complejo y cuidado quehacer artístico, tanto que te deja perplejo con una perfección que te pone a dudar sobre la veracidad de lo que estás viendo.

El valor de esta expresión nativa de artesanía es un ejemplo que puede servir de mucho a países como la Republica Dominicana, para poner mucho mas en valor el trabajo de sus artesanos.

La cultura Huichol, que encontramos en los espacios del Hotel Xcaret (la impecable sede de la artesanía mexicana en Riviera Maya) presenta sus piezas con una terminación que solo deja espacio para la admiración en silencio y probablemente razón para una pregunta: ¿Es cierto lo que estoy viendo?”.

Hemos venido a México invitados por la organización de los Premios Platino, que desarrollan su versión numero cinco para reconocer el cine iberoamericano de 2017.
El Hotel Xcaret una obra arquitectónica, concebida hace 10 anos por el arquitecto Miguel Quintana Pali, hoy día, hace la diferencia en la oferta de Riviera Maya, al transformarse en la plataforma mas formidable para ofrecer la diferenciada cultura mexicana.

El Xcaret basa su atractivo diferenciador en su pasión por la creatividad mexicana. Por doquier que uno se mueva en esta propiedad, las formas originarias del arte y la artesanía de este pueblo, salen a acompañarte.

En las habitaciones, los cuadros son bordados a mano por artesanos locales, las lamparas se han producido de la misma forma y las piedras del suelo mexicano han sido adoptadas para ser amenidades que tornan el ambiente del cuarto, tan amigable como inolvidable. En ese marco, se descubre aquí y allá, el arte Huichol.

Las piezas artísticas de los nativos Huichol, son un claro ejemplo de la cultura mexicana y son reconocidos por su cultura y arte, para cuya realización, los artesanos huicholes se basan sus creencias en los cuatro elementos de la creación: tierra, agua, aire y fuego.

Las formas abarcan todo: animales reales y imaginados, todos sagrados y míticos, mascaras, estrellas, dioses, árboles y otras figuras.
Los huicholes han vivido por siglos en el Oeste central de México, en lugares retirados de la Sierra Madre Occidental entre Nayarit y Jalisco. Debido a esto las piezas son a veces más difíciles de conseguir y su búsqueda representa uno de los viajes más increíbles que puedes llevar a cabo en Nayarit.
Muchas de las piezas de los huicholes han llegado a ser consideradas piezas de culto entre los que entienden a profundidad a esta cultura, de las piezas que representan un alto simbolismo religioso se encuentran la Muvieris, pequeñas flechas de bambú con plumas en uno de sus extremos.
En México hay institutos dedicados a la protección y al apoyo de la cultura huichol. Artistas huicholes como Francisco Bautista, según refiere Wikipedia, han logrado exhibir sus trabajos en galerías de México y el mundo.

El jaguar es un animal que representa mucho en la Cultura Huichol.

La región wixárika se encuentra en el espinazo de la sierra Madre Occidental o Sierra Wixarika, en los estados Nayarit, Jalisco y partes de Durango y Zacatecas.

La región wixárika se encuentra en el espinazo de la sierra Madre Occidental o sierra wixarika, en los estados de Nayarit, Jalisco y Durango. Dividida en cinco grandes comunidades, cada una de las cuales es autónoma, tiene sus propias autoridades civiles y religiosas.
La autoridad civil es encabezada por un gobernador llamado totohuani, y se renueva anualmente. Los mara ‘akate o maraakames -cantadores o sacerdotes- tienen como misión conservar y mantener vivas las tradiciones.
Los wixaritari (huicholes) llegaron a la región de la barranca de Bolaños después de que llegaran los tepecanos o tepehuanes. Los antropólogos e historiadores no están de acuerdo respecto a la fecha en la que llegó esta etnia a la región, pero los mismos wixárika reconocen en sus leyendas que, cuando llegaron a sus tierras actuales, ya había otra etnia que las habitaba. La historia oral de los tepehuanes afirma que algunas poblaciones actualmente habitadas por wixárika, como por ejemplo Santa Catarina, fueron tepehuanas en el pasado.3 Además, no existen relatos en la historia oral ni de los tepehuanes ni de los wixárika que hable de ninguna conquista o dominación de los wixárika por parte de los tepehuanes.
La actividad central en la religión tradicional de los wixaritari es la recolección y consumo ritual del peyote (un cactus alucinógeno) en el lugar que ellos llaman wirikuta, que se ubica en la región de Real de Catorce, en el estado de San Luis Potosí. El peyote no crece en la región de los wixaritari, pero es abundante en San Luis Potosí, territorio que fue dominio central de los guachichiles antes de la llegada de los españoles. A los guachichiles se les reconocía como una etnia fieramente defensiva de su territorio.4 Que los guachichiles hubieran dejado pasar por su territorio a guerreros a cazar sin perturbarlos indica que los reconocían como parte de su misma etnia. Esto lo confirma la historia oral de los wixárika,5 así como la similitud entre el idioma de los wixárika, que tiene más similitud con la lengua de los guachichiles (ya extinta) que con la de los coras, sus vecinos actuales.6

Documentos históricos indican que, para el siglo XVI, los wixárika ya habían llegado a la región del norte de Jalisco. En los relatos de Alonso Ponce, que datan de 1587, se indica que en la provincia de Tepeque habitaba una etnia que solía unirse con los guachichiles para llevar a cabo incursiones en los asentamientos y caravanas españolas.7 Los españoles que exploraron la región que llegó a ser Jerez, en Zacatecas, relatan que se encontraron con bandas de guachichiles en la región que habían desalojado a los zacatecasque habían vivido ahí.8 A través de esta evidencia histórica es posible postular que los wixárika llegaron a la región de la barranca de Bolaños aproximadamente al mismo tiempo que los españoles. La llegada de los españoles a tierras de los guachichiles en Zacatecas y San Luis Potosí había traído epidemia entre las comunidades indígenas cuyos integrantes no tenían resistencia a las enfermedades de Europa. Además, aquellos indígenas que no morían de las epidemias sufrían a causa de las encomiendas y concentraciones que llevaban a cabo los españoles para trabajar las minas recién descubiertas. Estas experiencias también quedan documentadas en la historia oral de los wixaritari.9

Llegaron los wixárikas a la región de la barranca de Bolaños como refugiados y se asentaron entre los pueblos de los tepehuanes. Es probable que se mezclaran los pueblos, ya que es evidente que estas dos etnias compartían muchas tradiciones, rituales (tal como el del uso de chimales, o palos de oración, y del peyote en sus ceremonias) y hasta solían unirse bajo un solo líder para defenderse de las incursiones españolas y para montar rebeliones contra el gobierno colonial español. Queda documentada una rebelión montada entre las dos etnias en El Teúl en 1592,10 y otra en Nostic en 1702].
Tradicionalmente, los hombres huicholes han usado pantalones de manta blanca y camisas del mismo material que tienen abierta la parte inferior de las mangas; las prendas están bordadas con elaborados diseños simétricos de algodón. Entre los huicholes también se han usado tradicionalmente los sombreros de palma con adornos de chaquira o bolas de estambre, una capa cuadrangular doblada a la mitad que se coloca sobre los hombros y, eventualmente, aretes y pulseras de chaquira. Para amarrar los faldones de la camisa a la cintura es común el uso de cintas de lana. En la vestimenta tradicional, cada hombre lleva consigo varios morrales pequeños; calzan huaraches. Los niños más grandes suelen vestir como sus padres, mientras los más pequeños frecuentemente andan semidesnudos.
La vestimenta de las mujeres consiste en una blusa corta en color rojo amapola, naguas interiores y exteriores, con un manto floreado para cubrir la cabeza y collares de chaquira.
Indumentaria[editar]

Arte huichol
Los wixáricas son notorios por lo vistoso de su indumentaria. La kamirra (< kamixa < camisa) o kutuni, es decir, ‘camisa larga’, abierta de los costados y sujeta a la cintura con el juayame, ‘faja ancha y gruesa’ hecha de lana o de estambre. Encima de la faja van varios morralitos bordados, llamados h+iyame o huaikuri, unidos con un cordón. En ellos no se guarda nada: sirven únicamente para completar el adorno. Cruzado al hombro llevan uno o varios kuchuri o morrales tejidos o bordados. Sobre la espalda, la tuwaxa (tubarra), especie de pañolón bordado, se anuda al cuello y tiene en la orilla una franja de franela roja. Un sombrero que ellos llaman rupurero (< xupureru < *šubureru < sombrero), hecho de palma y adornado en formas diversas según el uso: con chaquira, plumas, estambre, flores, espinas o pedazos de corteza. El hombre es siempre el que usa la ropa más adornada.

La esposa pone todo su cuidado para que las prendas luzcan muy bien bordadas. En contraste con la indumentaria masculina, el traje de la mujer wixárika es sencillo: consta de una blusa corta hasta la cintura, a la que llaman kutuni. La falda de pretina, llamada íwi, lleva en el borde inferior una amplia franja de bordados, lo mismo que la blusa. Se cubre la cabeza con el xikuri(rricuri), formado por dos cuadros de manta blanca, también bordados bellamente.

Los diseños decorativos tradicionales de la ropa huichola son de una enorme variedad y conservan desde tiempos antiguos un significado mágico que describió el antropólogo noruego Carl Lumholtz (El México desconocido) en 1896.

Para sus fiestas, los huicholes acostumbran pintarse la cara con dibujos simbólicos, y en las ceremonias rituales los maraakates utilizan los muwieris, ‘palillos adornados con plumas’.

Diseño decorativo

Creencias religiosas
La religión wixárica y la cora son prácticamente las únicas en México que cuentan con una población importante (50 por ciento) de fuertes creencias tanto nativistas como animistas, es decir, con un arraigo religioso prehispánico y con menores influencias del catolicismo. El otro 50 por ciento de su población profesa el catolicismo.11 Su religión consiste en cuatro principales deidades: maíz, águilas, ciervos y peyote, todas ellas descendientes del sol, “Tau”. Sus actos religiosos se llevan a cabo en un monte llamado “‘Quemado12′”, en el estado de San Luis Potosí (México). Este monte se encuentra dividido en dos, un lado para las mujeres y otro para los hombres.

Uso del peyote.
En sus actos religiosos suele hacerse uso del peyote. La siguiente es una descripción de lo que para ellos significa el uso de este cactus:
“Hay quienes tenemos alguna enfermedad física, del alma o del corazón o simplemente no hemos podido encontrar nuestra vida. En este desierto viviente y mágico, confín del mundo, el Venado Azul se nos revelará para encontrar nuestra vida, él nos enseñará, él será nuestra medicina. Una maximización del espíritu nos conducirá hasta el punto de la transformación temporal en transición a la exaltación espiritual, para encontrar las fuerzas del equilibrio.

Esa capacidad inefable para aventurarnos sin temor en el angosto puente a través del gran abismo que separa el mundo ordinario del mundo del más allá. Para lograr estas fuerzas del equilibrio, debemos vencer nuestros miedos, quitar los malos pensamientos de nuestros corazones y unirlos. Los peregrinos debemos de estar limpios de todo mal de sentimiento, debemos de regresar al periodo de la vida en que éramos inocentes, antes de que fuéramos adultos, mundanos, ya que a esta tierra madre venimos a nacer. El pasar de este mundo al más allá podremos hacerlo, porque al recibir el Venado Azul, dejaremos de ser ordinarios, seremos transformados. Pero hay que recordar que es solamente temporal, porque somos solamente hombres y mujeres, y no dioses.”

Cabe mencionar que la religión va implícita a través de la vida del wixárika, forma parte de su identidad y está presente a lo largo de su accionar, de sus costumbres y en la cotidianeidad tanto individual como en lo comunitario. La religión viene a ser un compromiso fundamental en su existencia, es parte de su cultura y de sus distintas formas de expresión.

Música y baile.
La música y el baile entre los wixárikas tienen fuertes rasgos prehispánicos y forman parte del ritual con que se honra a la divinidad. Los bailes son poco variados y los pasos muy sencillos, llevan el ritmo con los pies. Una característica de las celebraciones es la de acostumbran tomar nawá (tejuino), bebida hecha a base de maíz fermentado, distinta al tejuino popular, que es una bebida que embriaga y tiene un sabor distinto.

Los wixárikas conocen a los mestizos u occidentales con el nombre teiwari (singular) o “teiwarixi” (plural), y su significado no se sabe a ciencia cierta. Los wixáricas conforman una de las culturas indígenas que mantienen saberes y tradiciones ancestrales, una cosmovisión propia y diferente, y hoy en día buscan encontrar un diálogo con la cultura denominada occidental y conservarse frente a los retos de la globalización.

Ojos de Dios.
El Museo de los Cuatro Pueblos de Nayarit, de la Unidad Regional Nayarit de la Dirección General de Culturas Populares e Indígenas del Conaculta, mantiene una exposición permanente de artesanías wixárikas, coras, tepehuanas y mexicaneras. Uno de los investigadores de la cultura wixárika más acreditados, el etnólogo alemán Johannes Neurath, dice que los adornos en el atavío tradicional de los huicholes tienen un propósito reivindicativo de su etnia, de su cultura y de su religión y una intención protectora de contenido mágico.

En un tapiz de Efraín Ríos en el que describe el “rito del tambor” -con el cual se protege a los niños a partir de su nacimiento hasta los cinco años de edad- aparece en el centro Tatewarí (el Sol), cuya línea circular en rojo y amarillo está coronada por una cornamenta de venado, y entre las astas sobresale el dibujo de un peyote. En torno a la simbolización del abuelo fuego están tejidos otros elementos religiosos importantes: rayos de sol, flechas, estrellas, flores, veladoras (único referente cultural de procedencia cristiana), el tambor ritual y un árbol cósmico integrado por uno o más ojos de Dios.

El ojo de Dios (tsik+ri) es la figura instrumental religiosa más conocida de la cultura huichola. Representa los cinco puntos cardinales del cosmos wixárika -oriente, poniente, norte, sur y centro-, Un ojo de Dios equivale a un año en la vida de un niño y cada año, después de su iniciación en la Fiesta del tambor apenas nacido, su padre debe elaborar uno hasta que cumpla cinco años de edad, para que siempre esté protegido.

Controversia en el territorio sagrado de Wirikuta
El gobierno federal dio una concesión para explotar una mina en la zona de Wirikuta, la zona más sagrada para los huicholes, lo cual generó protestas por parte de ellos y varios artistas plásticos.13

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