Desde el año 2000 hasta la fecha han sido destituidos por lo menos seis presidentes latinoamericanos
Con la reciente destitución de Mariano Rajoy, por presuntos hechos de corrupción, España se suma a la larga lista de países latinoamericanos, que han destituido a presidentes por su vinculación al usufructo de la cosa pública.
Y es que hace tan solo una semana Rajoy lucía como un presidente fuerte que enrumbaba a España por el sendero del progreso y la prosperidad, pero luego de conocerse la sentencia del caso Gürtel, la justicia española condenó al Partido Popular (PP), a su extesorero, y a varios exfuncionarios nacionales y regionales por beneficiarse de una trama corrupta.
Estas acciones llevaron al parlamento a aprobar una moción de censura y designar al socialista Pedro Sánchez, quien se convertirá hoy oficialmente en el séptimo presidente del Gobierno de la democracia en España, tras prometer o jurar su cargo ante el rey Felipe VI de España. El escándalo se hizo público en 2007, luego de que un exconcejal del Partido Popular, José Luis Peñas Domingo, presentara una denuncia ante la fiscalía, acompañada de 80 horas de grabación de conversaciones con los cabecillas de una supuesta red. Esto dio origen a una investigación con múltiples ramificaciones en diversos lugares de España, principalmente en Madrid y Valencia.
La investigación determinó que se trataba de una red de corrupción a gran escala, a través de empresas que lograban contratos en zonas gobernadas por el Partido Popular, a cambio de sobornos que servían para financiar actos de campaña y otras gestiones del PP.
Pero previo al escándalo de Rajoy al menos seis presidentes latinoamericanos fueron destituidos por causas similares durante los últimos 17 años. El presidente peruano Alberto Fujimori fue el primero de la lista durante el siglo XXI y en noviembre del año 2000, el Congreso de su país lo despojó de la primera magistratura, mientras se encontraba en Japón, tras alegar su incapacidad moral permanente. Pero el verdadero detonante de esta decisión fue la crisis institucional generada luego de que se difundiera un video que mostraba al jefe de los servicios de inteligencia de Fujimori, Vladimiro Montesinos, sobornando a un parlamentario de oposición, con el propósito de adherirlo a su causa.
Destituidos y acusados
A Fujimori le siguió el ecuatoriano Lucio Gutiérrez, quien en abril del año 2005 fue destituido de su cargo por el Congreso, al decretar su abandono del poder. Gutiérrez había sustituido, cinco meses antes, a 27 de los 31 jueces del Tribunal Supremo por magistrados afines, lo que desembocó en fuertes protestas que obligaron al Gobierno a decretar el estado de excepción. Tras varios días de revuelta popular, el mandatario huyó a Brasil, donde se le concedió asilo político.
Siete años después, la destitución presidencial se produjo en Paraguay, cuando Fernando Lugo, quien era ampliamente conocido en su país por ser un obispo de izquierda, fue removido de la presidencia por una decisión del Senado, con 39 de 45 votos, tras un juicio político.
Aunque no se le vincula directamente a hechos de corrupción; su salida del poder, nueve meses antes de terminar su mandato, se asocia inicialmente a la crisis producida por la matanza de seis policías y once campesinos en una zona norte del país, cuando cientos de campesinos ocuparon una finca.
En el 2015, el guatemalteco Otto Pérez Molina renunció a su cargo como presidente, luego de que la fiscalía de su país lo imputara por los delitos de asociación ilícita, cohecho pasivo y caso especial de defraudación aduanera. Su compañera de fórmula, la exvicepresidenta Roxana Baldetti, fue encarcelada por esos mismos delitos; mientras que en el 2016 le tocó a la brasileña Dilma Rousseff, quien se estrenó como la primera mujer presidenta de su país y como la primera destituida por un “impeachment”.
Rousseff, quien recibió el poder de su mentor político Luiz Inácio Lula Da Silva, fue condenada por disfrazar las cuentas públicas.
Previamente, tres abogados la denunciaron y presentaron un informe donde ponían en evidencia un mecanismo que le habría permitido a la gobernante hacer trampas con el presupuesto mediante préstamos públicos.
Por último, destaca el caso del peruano Pablo Kuczynsky, quien dejó la presidencia de su país sin cumplir siquiera el segundo año de su mandato, por su presunta participación en una red de corrupción tramada por la constructora brasileña Odebrecht. En diciembre del año pasado, la Fiscalía le prohibió salir del país y el Congreso lo sometió a un proceso de vacancia por “incapacidad moral”. También se vio envuelto en una situación irregular que fue denunciada por el partido de la opositora Keiko Fujimori.
Mariano Rajoy, del Partido Popular, se despide de la audiencia donde fue destituido.
Pedro Sánchez promete modernizar España
Madrid. El líder socialista Pedro Sánchez aseguró que utilizará el puesto de presidente del gobierno español para gobernar con decisión y ocuparse de los problemas sociales después de años de austeridad. “Soy consciente de la responsabilidad que asumo y del momento político tan complejo que vive nuestro país”, dijo Sánchez.
El líder socialista prometió buscar consenso en entre las fuerzas políticas para “transformar y modernizar” España y “atender las urgencias sociales de mucha gente que sufre precariedad y desigualdad”.
Sánchez, de 46 años, asume el mando de la cuarta mayor economía de la eurozona en un momento en que la Unión Europea enfrenta numerosos retos, incluso la salida de Gran Bretaña del bloque y la continuación de la llegada de migrantes que entran al continente desde el norte de África.