Opinión

ArteVivo: el eterno retorno de los duendes a la Casa

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Por Luis Córdova.

No es por causa del cambio climático, ni del efecto invernadero o del Fenómeno del Niño, la Niña… es el azar. El festival internacional de cultura que es ArteVivo, la celebración de la primavera, ha llegado en las últimas ediciones en otoño. Pura coincidencia.

El alma de los gestores culturales que cargan sobre sus hombros la responsabilidad del montaje de cada evento, siempre está floreciendo. La eterna juventud que se va renovando en cada edición (jóvenes de rebeldes de cualquier edad), continúan haciendo el sueño sin permiso, impidiendo que se marchiten esperanzas y vertiendo todas la flores de abril en la hoy peatonal Benito Monción.

Justo ahí, desde la casona número 46, en Casa de Arte, Inc., de su patio y su escenario, de sus salas e intimidad, ha salido todo, más bien todos: los principales pintores, los escritores que hoy alcanzan con sus obras libreros internacionales, los galardones y los marginados, los académicos, los proyectos culturales de mayor impacto de final de siglo pasado y de lo que va de este… por diferenciados que parezcan tienen una misma madre.

Esta semana esos duendes retornan a la Casa. ¿Retornar? Quizás el idioma nos juega una mala pasada. Nunca se han ido a pesar de los compromisos cada vez más lejos del centro de la ciudad, a pesar de la mentirosa muerte. Estamos en cada toque de tambor, en el sudor que arrastra una sonrisa y en la lágrima de esa particular alegría que no da el sabernos como realidad prevaleciente.

Esta edición trae al cantautor cubano Amaury Pérez, las primaveras en otoño se abren en un concierto gratuito en el Paseo de los Artistas. Desde esa calle, abierto y libre como cada expresión, como todo lo que hace ArteVivo, se convoca a todos sin cobrar (en el sentido amplio de la palabra) porque el precio es otro: el sacrificio de duendes, el desvelo que producen los sueños de Fernando Cabrera (silencio armador y protagonista del Festival), que entre sus muchas virtudes tiene la de repartir cordura entre los artistas y diletantes.

Nueva vez nuestra ciudad se convierte en capital cultural de la República Dominicana. Durante una semana se concentran los hacedores de cultura, los dolientes del sector, los mecenas emocionales, los patrocinadores impenitentes, los artistas.

Como siempre hay de todo: poesía (eso tan necesario para la vida), los ritmos de nuestra identidad, lo alternativo del rock, la descarga de jazz (donde aún retumban los ecos de las primeras notas)… todo en cada noche en el lugar de siempre: Casa de Arte. Es la edición XVIII del Festival Internacional ArteVivo y los 35 años de Casa de Arte, Inc.

El sábado retornamos a la Casa. Con licencia de la locura creadora por un instante permitida. Frente a unas paredes empapeladas colocaremos poemas, mientras las instalaciones son montadas, algunos pintan otros cantan… el sábado de esta semana se hará de nuevo lo que debió haber sido siempre.

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