Opinión

Ad calendas graecas

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Por Luis Córdova.

La expresión que empleamos en el título es una de las frases que Suetonio, el historiador y biógrafo romano, coloca en boca del emperador Augusto en conversaciones familiares para dar a entender que alguien nunca cumpliría lo prometido. Esta locución latina se traduce al castellano como “hasta las calendas griegas”, o “dejarlo para calendas griegas”, en todo caso los romanos indicaban con ella una cosa no se realizará, ya que en Grecia no existían las calendas (división del mes tal como la tenían el imperio de Roma).

En estos primeros días del año, cuando no los últimos del pasado, es común hacer listas de pendientes: las famosas metas que nos torturan en caso de que el ímpetu no sobrepase las primeras semanas y decayéramos, flaqueáramos en la consecución del objetivo.

En lo personal, hago mi lista. Me solazo en los puntos alcanzados y, como dominicano, culpo hasta al gato de no alcanzar las que implicaban un mayor esfuerzo, sin ser griego o romano.

El país por años ha ido construyendo su lista de pendientes. Las izquierdas solían llamarla “pliego de demandas”, los tecnócratas la denominan “agenda estratégica” y la ciudadanía (algunos le llaman el ciudadano de a pié), se simplifica con llamarle “problema” o “lo pendiente”.

Algunas temas parecen fueron dejados para calendas griegas, irremediablemente. Otros se salvan de la memoria o se imponen frente a olvidos, por ejemplo: lo político.

Entramos a un año pre electoral (formalmente). La definición de la reelección ha supeditado las agendas del partido oficialista y de todos los demás (aún algunos se resisten a la idea de que, el dominicano, es un sistema de partido político predominante). Mientras fabricamos un Sartori que nos defina el presente se irá incrementando el intenso activismo político en todos los partidos, primero en la lucha por las nominaciones y luego en las candidaturas electivas de febrero y mayo del próximo 2020.

Sigue pendiente el pacto eléctrico, el pacto fiscal, la reforma al código laboral (que también depende de un pacto), la continuación del diálogo de los choferes y gobierno, la explicación de la fórmula empleada en el precio de los carburantes.

Lo que no puede quedar en las calendas griegas es que alguien nos enseñe a escucharnos.

Pese a la voluntad de diálogo exhibida por el gobierno para los temas que inventariamos, los intereses de particulares parece que prefieren la extensión de la discusión antes que poner de lado el interés, ceder y construir la viabilidad para un desarrollo transversal y plural.

Se debe sincerar la política de incentivos fiscales, fortalecer, la industria nacional y que ésta traduzca en real modernidad y empleos tecnificados y bien remunerados. Urge creatividad y aplatanar los criterios con los que se enfrenta la violencia de género, como hemos ido no podemos continuar. El conteo de algunos medios de prensa ronda el centenar las mujeres muertas en 2018.

Pero miramos a futuro. A pesar de la negativa que implicaba la frase del emperador Augusto, este visualizaba lo que había de venir. Mientras “la voluntad de transformar” está en el discurso de todos, es cuestión de dejar el ego tras la puerta y hacer patria. Mandaremos así “lo pendiente” para calendas griegas.

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