Por Luis Córdova.
La colección de clásicos de la literatura juvenil de Vasco Americana, con edición de tapa dura, se hizo popular por generaciones en Santiago. Recuerdo tener acceso a ella de la mano de mi iniciadora en la lectura, Nancy de Córdova, quien conservó los ejemplares de las series “Hombrecitos” y “Mujercitas” que eran requeridos en las lecturas obligatorias en los colegios donde estudiaron mis hermanos.
Recuerdo uno que solo por el título seducía: “S.O.S Azafata en apuros” de Laura García Corella. Los recuerdos de las primeras experiencias lectorales nos asaltan, algunas veces como bálsamo, refugio y abstracción a una realidad que no otorga treguas con emergencias sustituyendo lo necesario.
Igual que una trama novelesca parece que se aceleraron y complicaron las cosas y, con conocimiento o no de los límites y alcances de la normativa electoral vigente, se han emprendido proyectos que ofrecen un escenario inédito para las elecciones del 2020.
El proceso de primarias, paso inicial para definir la participación de cada partido en los procesos comiciales venideros, arroja un grado elevado de complejidad que han advertido las fuerzas políticas que se han embarcado en realizarlas.
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Partido Revolucionario Moderno (PRM), el Partido Revolucionario Dominicano, Alianza País (Alpaís) y Opción Democrática (OD), consciente del desafío han terminado con un proyectado consenso para el uso del voto automatizado, luego del amplio debate sobre urnas separadas por partidos. No solo es asunto de forma, es el fondo y es de confianza. Aunque queda pendiente una cita para su aprobación se habla bondades de la seguridad en la transmisión de datos y la transparencia en los resultados. Los delegados técnicos entran a juego en una competencia donde las gradas decidirán.
Pero esas “gradas”, los de afuera y lo de dentro, los que no son militantes y los de una membrecía formal o emocional, deberán ser conquistados para que hagan fila, se sumen a un proceso interno y elijan contendores fuertes para unas elecciones separadas e independientes el 16 de febrero de 2020 para nivel municipal y el 17 de mayo de 2020 para los cargos al Congreso y la presidencia y vicepresidencia de la nación.
Pero todo depende de la consulta del 6 de octubre de 2019, las primarias. Desde ya el dinamismo propio de la guerra electoral se siente.
El tope máximo posible de candidaturas en el proceso de primarias de este año pudiera tener unos 33,819 ciudadanos optando por nominaciones a cargos dentro de sus partidos.
Si finalmente el PRD, Alianza País y Opción Democrática participan como lo tienen proyectado, se estima que el número de aspirantes en la hidalga de los 30 Caballeros es como sigue: en el nivel municipal tendríamos unos 50 aspirantes a alcaldes de Santiago, quienes estaría compitiendo en atención pero serían motorizados por unos 2,050 precandidatos a regidores. Los Diputados alcanzarían unos 900 y los proyectos senatoriales unos 50 aspirantes.
¿Terminaran participando en primarias todos los que han “decidido” hacerlas? El número, como es entendible, depende si finalmente todos mantienen la postura y en caso del PLD y PRM de cómo manejen el tema de las “reservas”, que totalizan un 20%. Pero lo cierto es que, unos más unos menos, estaremos ante una demanda de atención, bombardero mediático y exigencia de todo tipo de lealtades, electores en verdadero apuro.
En medio de todo esto quizás no nos alcance la memoria para los asaltos de recuerdos de la infancia, donde habrá unas cuantas páginas de una olvidada escritora española, esperándonos.
Share
