Opinión

La plaza electoral de Santiago, un enigma para los candidatos

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Por: Rafael A. Escotto

«Una de las razones que tenemos para aceptar el universo tal y como es radica precisamente en el hecho de que nos plantea un enigma que no tiene solución«. Aldous Huxley

Las continuas y frecuentes visitas de los candidatos a la presidencia de la República para las elecciones del 2020 por los partidos políticos mayoritarios, incluyendo los candidatos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), a la plaza de Santiago de los Caballeros, expresa que ese gran mercado de votos es una especie de anfiteatro, donde los políticos se aproximan enamorando las masas con sus discursos cargados de promesas, tratando de hechizar al pueblo.

En muchos casos, esta especie de teatro no dista mucho de parecerse a una de las operetas cómica al estilo de las escritas por el compositor judeoalemán Jacques Offenbach, en la que el pueblo hace una introspección y se ve asimismo como Orfeo en los infiernos.

Para el resto de los habitantes del país Santiago es el centro apetecible de una región para los que quieren hacer carrera política; Una especie de Cursus honorum. Sin embargo, contra Santiago siempre ha habido un Cayo Servilio Glaucia, que quiere romper con algo que se ha impuesto como una tradición en la vida política de la República Dominicana.

El político que no logre conquistar los votos de este pueblo le será difícil sentarse en el trono mayor de la República. Decía Don Emilio Rodríguez Demorizi, con sobrada razón, en su libro Frases Dominicanas, que Santiago era, cuando se hablara de hombres de la estatura intelectual y moral de don Ulises Francisco Espaillat, donde residía lo que le llamó la «entrañable dominicanidad«.

Esta ciudad hidalga ha sido escenario en donde el espíritu y el coraje del patriota han sido puestos a prueba luchando valientemente al frente de las filas del ejército restaurador, junto a José María Cabral y Gregorio Luperón.

Por ese orgullo patrio, el Cibao como núcleo de gente trabajadora y, por tanto, con mejor nivel socioeconómico que el ciudadano de otras regiones, cuando de elegir candidaturas se trata, es la plaza más difícil de conquistar porque no tiene detrás tantas presiones económicas y sus necesidades personales o colectivas son menores que las de otras regiones socio geográficas.

Además, sabe, como se dice generalmente, pasarles factura a los candidatos sociales y políticamente irresponsables que desde sus funciones olvidan sus promesas de campaña.

Por eso se ve a candidatos que han ocupado funciones públicas, incluyendo la presidencia, que visitan la plaza de Santiago con más frecuencia que a otros mercados electorales. El propio candidato Leonel Fernández Reyna, del PLD, cuando siente en su fuero interno que su discurso no ha penetrado el consciente del votante cibaeño y que no ha convencido lo suficiente, volviéndose reiterativo en sus visitas a la zona norte del país. Un problema que parece tener Leonel Fernández es que sus discursos tienen un contenido altamente clasista, dirigido solo para ser entendido medianamente por la aristocracia urbana.

Tenemos que reconocer un hecho político importante, mientras Leonel Fernández mantiene un discurso elitista dirigido al alto empresariado y a los intelectuales, la disertación de Danilo Medina va dirigida fundamentalmente a la clase proletaria urbana y rural, ambos discursos trabajan territorios diferentes por separado, dejándole poco espacio a la oposición para poder accionar con éxito y captar votos en esos mercados.

Como se ve en el párrafo anterior, quizás sin pensarlo anticipadamente el PLD a puesto en ejecución esta formidable estrategia política de doble envolvimiento o guerra de pinza utilizada con éxito por los ingleses contra el ejército argentino en la guerra de Las Malvinas, descrita por Sun Tzu en su libro militar El arte de la guerra.

Este concepto de guerra política electoral deja dicho que el PRM y los demás partidos de oposición se enfrentaran en 2020 a un PLD que está dispuesto a utilizar todas las inteligencias a fin de mantener el poder con la reelección de Danilo Medina o con Leonel Fernández. Es criticable el uso de este plan por el PLD? No, cada partido político se defiende con los recursos tácticos que pueda y este a su alcance.

Algunas personas me preguntan sobre este aire del expresidente Fernández, buscando tal vez una respuesta. Realmente no tengo repuestas que científicamente pueda explicar este comportamiento, sin embargo, yéndome de lo particular a lo general, hay personas que al nacer en la marginalidad, después de haber logrado trascender en la sociedad se desconectan de su origen o rémora por la fascinación que le crea el perfume y la jactancia de la burguesía que ve con desprecio la clase proletaria.

En algunos casos este individuo no vuelve a visitar el barrio donde nació ni hace vida social con quienes fueron sus amigos, tratando de que no identifiquen su verdadero origen de nacimiento disociándose de ellos porque al verlos esto le trae recuerdos que no quiere volver a vivir. Quien adopta esta pose vive una terrible lucha personal.

El mejor ejemplo de esta lucha anímica fue Adolfo Hitler; Para tratar de comprender su odio a todo judío solo tendríamos que leer Mein Kampf (Mi lucha), el primer libro escrito por Hitler. Tampoco desea recordar el tiempo cuando era pintor de brocha gorda. El Führer se avergonzaba en parte de su ascendencia judía. Se cuentan otras historias de él que no merecen ser contadas en este trabajo.

Entrando de nuevo al tema de este artículo, debo resaltar que la plaza de Santiago ya no presenta igual relevancia social e intelectual que en tiempo de don Ulises Francisco Espaillat, y esta nueva característica produce una mezcla de emociones y de calidades sociales distintas en la que encontramos al falso intelectual y al falso aristócrata. Esto se debe a que el mundo se ha vuelto una comedia en la que todo gira en torno a los defectos o vicios de la personalidad como una representación de la sociedad general.

Quizás se deba a que cuando un santiagués se traslada a estudiar a la ciudad capital y se gradúa de alguna carrera, se queda allá y no regresa al seno de sus orígenes socio geográfico porque siente el reto de conquistar e imponerse en la capital, lo cual es una carga espiritual muy abrumadora.

Ese lastre social del cibaeño, visto desde el prisma de un nativo de la capital, produce en algunos de estos un tipo de rechazo contra el extraño y pretencioso visitante norteño que busca desplazarlo. El caso del candidato presidencial por el PRM, Licenciado Luis Rodolfo Abinader Corona, nacido en Santo Domingo, de padres cibaeños, este no parece sientir ninguna atadura social ni emocional con esta región y, por tanto, no visita con la frecuencia debida el territorio de sus progenitores, aun sabiendo que Santiago es la segunda plaza electoral del país.

Lo mismo sucede con los hijos de Hipólito Mejía Domínguez, que mientras su padre tiene en esta zona un voto emocional duro, sus hijos no saben conectar con el voto de los santiaguenses, motivo por el que el PRM no ha podido calar en el Cibao. El cibaeño, propiamente hablando, es un individuo muy ligado emocionalmente a su tierra, lo cual es una contradicción con los hijos que dejan el lugar por alguna razón o nacen en el Distrito.

En conclusión, Santiago siempre ha sido un enigma para los candidatos que aspiran alcanzar la presidencia de la república que no son propiamente cibaeños o dejaron de serlo por alguna razón, porque el votante de esta región sospecha de su sinceridad al deducir que no tiene intento verdaderamente afectivo con su terruño y, por consiguiente, existe la posibilidad de que una vez llegue al poder no haga nada por el Cibao.

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