por Braulio Rodríguez
Con la ida al campamento eterno de algunos amigos que formaron parte de mi entorno en mi barrio de Pueblo Nuevo, Santiago y que de alguna manera sirvieron de inspiración a muchos otros, estoy muy consciente de las vertientes eternas del devenir, del tránsito de una generación especial en la historia barrial, de un legado increíble a las futuras generaciones. Abordo algunos casos de los fallecidos, el aporte de muchos que aún viven será motivo de otro análisis.
Robinson Rodríguez, Radhames Fernández, Alberto Antonio Colon, Claudio Pacheco, Dionisio López Cabral y Nelson González fueron parte de esa generación de los años 50’s que se nos escapa sin darnos cuenta de la impronta que dejó en el mundo los nacidos en esa década con el despertar de la juventud.
Esos amigos idos tienen en común haber nacidos en los años en que se inicia la exploración espacial, el triunfo de la revolución cubana, la participación dominicana en el béisbol de Grandes Ligas, el inicio de la música Rock, haber vivido en Pueblo Nuevo, un barrio singular de Santiago y de haberse destacado en las áreas profesionales que eligieron.
Un combarrial hace más de una década había dejado una estela luminosa al momento de su muerte, me refiero a Dionisio López Cabral, nacido en la calle Dr. Llenas # 113 de Pueblo Nuevo y luego ido a vivir a El Ejido. Este poeta tacaño en versos e infinito en la profundidad de la brevedad al morir diciéndonos que la luz se apagaba, comencé a valorar la generación nuestra con la madurez indicada. Ver a los “muchachos” que crecieron conmigo con cierta referencia infantil quedó en el pasado y comencé ver aportes en todos los ámbitos culturales, deportivos, académicos y políticos por parte nuestra.
Al morir asesinados por razones políticas Rafael Augusto Diaz (El Cojo) y Victor Veras (El Bizco) la rebeldía contra Balaguer fue una característica casi total de parte nuestra. El idealismo y la lucha por la patria y los mejores intereses nos marcó, el antibalaguerismo fue una especie de religión y de paso formamos parte de la primera generación de jóvenes que hizo manifestaciones voceando por las calles contra un gobierno. Los clubes culturales para expandir nuestras ideas fueron vitales y de alguna manera nos convertimos en declamadores, actores y hasta músicos de la nueva trova.
Es probable que fuera una jovencita bella, radiante y llena de luz que indicara el peso de la generación de los años 50’s en la sociedad dominicana, me refiero a Tamara Altagracia Cruz, una voz modulada, capacitada y madura que siendo adolescente irrumpió en la radio como locutora dando muestra de talento fuera de lo común. Su muerte a destiempo teniendo quizás los veinte años, conmovió a toda la sociedad. Mi barrio de Pueblo Nuevo, donde ella vivió y compartió con nosotros recibió una estocada que mi generación siente aún.
Con la muerte del Ingeniero Tonito Colon el sábado 27 de Abril de 2019 me llega el pesimismo, la preocupación por el relevo de mi generación. Los conocimientos sobre la química alcohólica de Tonito de seguro que impactó en la empresa Isidro Bordas. Supieron transformarse y competir con los ponches extranjeros con un aumento notable de la calidad.
Las zonas francas dominicanas tuvieron en los primeros ingenieros industriales graduados en universidades dominicanas, un soporte vital y dos de mi generación contribuyeron de manera notable, me refiero a los ingenieros Robinson Rodríguez y Radhames Fernández, dos muchachos del barrio que al morir con apenas 60 años, la sociedad aún no comprende el impacto que esos hombres dejaron.
Hablar de Claudio Pacheco amerita mucho espacio. Sobre él he escrito bastante. Puedo agregar que el artista del pincel y la espátula mas creativo del país fue Claudio. Tuvo la virtud de tener una identidad pictórica avasallante desde sus inicios en la faena. Esto es inusual en el arte.
Nelson González jamás dejó a Pueblo Nuevo. Fue el más barrial de todos. Su muerte el 26 de enero de este 2019 dejó un vacío que nadie lo puede llenar. Miles de muchachos fueron impactados positivamente por el movimiento scout gracias a la locomotora de entusiasmo que fue Nelson. Soy uno de sus vagones. Me arrastró por el mundo de la formación de mejores ciudadanos. Su impacto fue a nivel nacional.
El pesimismo de nuevo me conmueve. Quienes serán nuestro relevo?
Fuimos la primera generación contestaría de los libros de textos desfasados.
Fuimos contestario de una historia dominicana mal contada y no tuvimos miedo para condenar el genocidio de la colonización y de la batalla del Santo Cerro y demás mentiras.
Impusimos la bachata como música nacional y revolucionamos el merengue haciendo innovaciones en los 80’s difícil de superar.
Fuimos la única generación que tuvo que hacer fila para casarse del 1978 al 1981 aportando el mayor crecimiento poblacional al país.
Fuimos testigos de la muerte de un presidente serio como fue Antonio Guzman.
Fuimos la última generación que tuvo miedo a los padres y a los hijos.