TOKIO.— Bajo la amenaza de devastadores aranceles estadounidenses a su industria automotriz, Japón se preparó para desplegar una nueva fase de su ofensiva de encantos hacia el presidente Donald Trump, que llegó al país el sábado para una visita de Estado hecha a medida de sus caprichos y su ego.
Ofreciéndole altos honores, golf y la posibilidad de presentar una “Copa Trump“ en un campeonato de sumo, el primer ministro nipón, Shinzo Abe, quien probablemente es el mejor amigo de Trump en el escenario internacional, continuará con su larga campaña, que hasta el momento parece haber librado a Japón de acciones estadounidenses más debilitantes.
En la visita hay mucho en juego. Los aranceles de Washington podrían paralizar la industria automotriz japonesa, mientras Corea del Norte sigue siendo una amenaza desestabilizadora en la región.
Pero este viaje, el primero de los dos que Trump tiene previstos al país en las próximas seis semanas, es más un acto social que busca destacar la alianza entre las naciones y la amistad entre sus líderes.
“En el mundo de Donald Trump, pueden ocurrirte cosas terribles si eres un aliado, pero Japón no ha sufrido ningún revés importante”, apuntó Michael Green, vicepresidente para Asia y Japón del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
Trump y la primera dama, Melania Trump, llegaron a Tokio poco después de las 17:00 horas del sábado luego de un viaje de 14 horas a bordo del avión presidencial Air Force One. Tras una breve ceremonia de recepción en el aeropuerto, el primer acto del mandatario fue una cena con líderes empresariales en la residencia del embajador estadounidense en la capital japonesa.
El presidente estadounidense tiene el honor de ser el primer jefe de Estado en conocer al emperador Naruhito, que subió al trono el 1 de mayo tras la abdicación de su padre, la primera en dos siglos. Naruhito recibirá a Trump en el Palacio Imperial el lunes para una reunión y un banquete en su honor.
“Con todos los países que hay en el mundo, soy el invitado de honor en el mayor evento que han tenido en más de 200 años”, dijo Trump el jueves. Trump llegó al país horas después de que un sismo relativamente fuerte remeció Tokio.
El terremoto, con una magnitud de 5,1 se registró en Chiba, al sur de la capital, a las 15:20 horas, a unos 40 kilómetros (24 millas) de profundidad, según la agencia meteorológica estatal. No se emitieron alertas de tsunami. Abe será el anfitrión de Trump el domingo, cuando acudirán a jugar al golf y a un combate de sumo, un deporte que Trump dijo que encuentra “fascinante“.
Trump está ansioso por agasajar al vencedor con un trofeo fabricado en Estados Unidos. Todo esto forma parte de una campaña que busca animar a Trump a aliviar las presiones comerciales, apuntó Riley Walters, analista político en el Centro de Estudios Asiáticos de la Fundación Heritage.
La relación personal entre Trump y Abe es probablemente la mejor que tienen los dos mandatarios, agregó. Trump rechazó retirar la amenaza de imponer aranceles a las importaciones de autos y piezas para autos desde Japón, que podrían ser devastadores, por motivos de seguridad nacional.
Los impuestos al aluminio y el acero japonés siguen en vigor.