Rep. Dom._ Desde su fundación el día 12 del mes de octubre del año 1938, la denominada Universidad Primada de América ha sido manejada atendiendo a intereses meramente políticos, económicos y sociales, panorama que le impide devolver a la sociedad una parte importante de lo que recibe.
El Estado dominicano dura entre 4 y 20 años, en ocasiones más tiempo, financiando la carrera de los estudiantes en cualquier área del saber, y sin embargo cuando necesita de sus servicios no puede contar con el apoyo de esos bachilleres.
En adición al financiamiento, en las campañas electorales, el gobierno aumenta el número de estudiantes beneficiados con el Programa Solidaridad, a través del cual les entrega tarjetas de 500, 1000 y 1500 pesos mensuales, incluyendo aquellos que pagan 13 pesos por cada crédito académico.
Sin lugar a ningún tipo de dudas que la UASD precisa de ser sometida a un profundo y transparente proceso de transformación, que sin ánimo de cobrar el costo de la formación profesional, le confíe al estudiantado la responsabilidad de servir a la patria cuando la patria lo requiera.
Citando algunos templos; seria muy oportuno señalar que la realización de cada Censo Nacional de Población y Viviendas, sin quitarle la responsabilidad a la Oficina Nacional de Estadística, se le atribuya a la matrícula de la academia, contando con la asesoría del personal docente.
De igual modo, bien pudo el Estado disponer de los futuros profesionales para la realización del Plan Nacional de Alfabetización Quisqueya Aprende Contigo, con el cual las autoridades buscan terminar con el analfabetismo en toda la república dominicana.
Todo parece indicar que a las autoridades les resulta más beneficioso mantener la academia oficial sumergida en el caos y la incertidumbre, con frecuentes manifestaciones de protestas que en muchos casos sólo dejan muertos y heridos, antes de cumplir con la entrega de la totalidad del presupuesto que por ley correspondiente a esa academia.
Y ante el elevado nivel de desacierto, el clamor generalizado debe ser para que la clase política deje a un lado sus intereses, y en consonancia con la realidad formule propuestas que permitan despolitizar la Universidad Autónoma de Santo Domingo, ya que de esa forma ganamos todos.
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