Por: Braulio Rodríguez.
A largo de más de una década la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA) viene desarrollando Jornadas en pro de crear una cultura de paz en la semana que contiene el 25 de noviembre de cada año, fecha consagrada a nivel mundial como el Día de la no violencia contra la mujer que fue consagrado con motivo del vil crimen contra las hermanas Mirabal, tres mariposas asesinadas junto a su chofer y que conmocionó la conciencia colectiva nacional e internacional.
Durante este trayecto se han escrito numerosos ensayos de académicos importantes relativos al tema que son merecedores de una justa publicación formal, otros eventos tales como exposiciones, performances, charlas, paneles etcéteras, se desarrollan bajo la dirección dinámica y bien equilibrada de la Vicerrectora Minerva Calderón, una maestra de la palabra y una fina poeta.
En esta ocasión dentro del marco de la celebración de la Semana se la paz, me es grato presentar una exposición de pintores dominicanos y algunos extranjeros por medio de la cual trataremos de justificar el arte como un coadyuvante de la paz y como una vía de conseguir la serenidad espiritual del artista y que puede trasmitirse al espectador.
Sobre una de las bases del arte, la armonía, se basa el universo según los científicos Michio Kaku, Brian Greene Leonarda Susskind. Según ellos todo cuanto existe se origina en cuerdas o filamentos que provocan que las partículas subatómicas estén en un estado de vibración constante y que provocan un orden. Manifiestan además que el universo se construye sobre la base de una sinfonía a nivel de partículas, es decir, a la forma más primigenia del origen del arte dentro de la historia del tiempo a partir del Big Bang hace unos 13,700 millones de años.
Cuando Edward Lorenz descubrió la existencia de una armonía matemática dentro de los sistemas complejos y sistemas dinámicos no lineales a las condiciones iniciales haciendo imposible predicciones a largo plazo, el meteorólogo hizo una contribución enorme a la ciencia a la vez que su famosa ecuación dio origen al Efecto Mariposa, pues detrás del estudio de las condiciones del tiempo devino una ecuación parecida a una mariposa bien conocida por la ciencia. De nuevo el arte se expresa en las formas más sutiles de la naturaleza.
El concepto de la armonía y del ritmo en el arte fueron bien analizados y profundizados en las civilizaciones humanas más antiguas conocidas, medos, persas, egipcio y griegos asombran aún hoy día con el conocimiento que desarrollaron gracias a que apreciaron al arte exquisito que la naturaleza mostraba en sus creaciones en numerosas flores, caracoles, hojas y otras formas de vida. Esas proporciones llamadas áureas las utilizaron a fin de imitar a la naturaleza en la búsqueda de la sintonía que consigo trae la belleza y transmitirla en las creaciones arquitectónicas y esculturales.
La estética basada en las citadas proporciones llegó a su máximo esplendor en la Grecia Antigua. Marco Vitrubio, arquitecto Romano del siglo I antes de Cristo impulsó aún más el criterio de la belleza basado en el número áureo en su famoso Hombre de Vitrubio, tan utilizado por el genio Leonardo da Vinci en sus creaciones plásticas.
Si pasamos a considerar que las creaciones humanas comenzaron a manifestarse a partir del arte de la naturaleza desde aquellas famosas pinturas halladas en las cuevas de Altamira cuando nuestros antepasados comenzaron a plasmar animales cazados o para cazar para el sustento del clan con escenas rupestres, dibujados y pintados con elementos policromos; habremos de considerar la posibilidad del arte como motivo de la búsqueda de la paz interna y como una vía expedita de deleite visual que trasciende a las emociones e impactan el espíritu. Desde lo más íntimo del ser el arte no solo trae alegría, trae esperanza, gratitud a la orquesta sinfónica y teatro interminable que trae consigo la naturaleza, con el coro de aves e insectos de voces angelicales, de bailes para atraer parejas, de arquitectos increíbles como las hormigas y las abejas. La paz que produce contemplar la naturaleza aun cuando exista una enorme guerra por la supervivencia y supremacía de una especie sobre otra, constituye el leitmotiv del artista que procura imitando a la naturaleza buscar con su oficio el equilibrio emocional de un mundo proclive a la auto destrucción.
La luz como elemento primordial de la vida, fue considerada desde la antigüedad cuando muchas civilizaciones consideraron al sol como a un Dios. El astrofísico Carl Sagan llegó a esas mismas conclusiones cuando expresó que somos hijos de las estrellas.
La citada luz constituye el arma primordial del pintor cuando la sabe bien combinar en los diferentes matices en sus creaciones a fin de despertarnos el espíritu y llenarnos de emociones.
Si la guerra destruye, la paz construye y el arte cumple un rol aún más importante, crea y construye e impide la destrucción del espíritu.
Ninguna guerra será mejor que la paz más mala profesa una religión reciente y aun cuando se dé la guerra más mala, el arte constituye la esperanza humana. Quienes primeros muestran su sensibilidad espiritual para denunciar la ignominiosa guerra lo constituye el artista, basta con referirnos a la obra más importante de los tiempos modernos y Patrimonio cultural español “Guernica” de Pablo Picasso quien describe los horrores de un bombardeo cruel contra esa ciudad española durante la Guerra Civil en 1937. La más alta categorización del cubismo y el surrealismo en una obra para denunciar una barbarie, es Guernica, todo un concierto armonioso capaz de elevar el espíritu con su discurso que sitúa a humanos y animales al mismo nivel dando a demostrar que la guerra constituye un acto contra todas las especies y toda una pieza que muestra la naturaleza curativa del arte.
En definitiva, ante las diversas manifestaciones de guerras raciales, económicas, comerciales, generacionales, migratorias y convencionales, el arte constituye un ejercicio constructor de un diálogo que conlleve a potenciar respeto, la responsabilidad, la equidad económica, la solidaridad.
El arte en su búsqueda incesante trata de seguir la senda del universo y en tal sentido afina sus instrumentos con la vibración del universo a 432 Hz (ciclos por segundo), estas frecuencias están aparejadas con lo que es la secuencia primordial de emanación, como estructura geométrica para la creación de todo el universo. Es la afinación de la naturaleza que produce los sonidos más armónicos, relajantes y generadores de paz. No pocos sospechan que al cambiar la afinación de los instrumentos de 432 Hz a 440 en 1939 se inició el Armagedón de la II Guerra Mundial y miles de conflictos sangrientos.
En los momentos de paz el arte cumple también su rol fundamental al propiciar la crítica constructiva, a ahondar el alma humana para hacerla más sensible ante los malvados propiciadores de la auto destrucción de nuestra especie y otras tantas.
Al justificar el arte como un constructor importante para la paz tanto en los tiempos oscuros como en los de luz como expresaba Borges, soy crédito a esta exposición que conjuga a maestros de la plástica dominicana como a Yoryi Morel y a su hijo Yoryito, Miguel Ulloa, Cándido Bidó, Claudio Pacheco, entre otros.
Expondrá también Melanio Guzmán quien es dueño una técnica depurada y de una visión apologética de la trascendencia humana en otros planos dimensionales, Víctor Chevalier con unas obras curtida del impresionismo más puro que se combina con un romanticismo atrayente. Es todo un pintor ecléctico con obras escatológicas que dejan el asombro dijo.
Ricardo Toribio es otro ganador de bienales que muestra su talento inacabable bañado de costumbrismo que sortea el ámbito surrealista y dimensiona a otro nivel la escuela pictórica cibaeña.
Otros expositores son el trío formado por los hermanos Wali y Joan Vidal quienes junto a Juan Gutiérrez tienen obras muy depuradas, han ganado premios importantes a nivel nacional y destacadas participaciones en eventos internacionales.
Luis y Kevin Quiñones son un dúo de padre e hijo que muestran una sensibilidad exquisita tanto en la creación como en una técnica depurada fruto del trabajo continuo de pintar para dar sentido a la existencia. El Maestro Jose Parra de nuevo nos sorprende con unos trabajos abstractos conmovedores que nos inducen a grandes reflexiones.
Las obras de depurados maestros internacionales como el venezolano Álvaro Gómez, quien ha expuesto junto a pintores de la talla de Botero, podrán degustarse en esta exposición. Del mismo modo del artista haitiano Ricardo Floreaguste y de la pintora rusa Diana Mitrievna.
En definitiva, se agradece a los coleccionistas privados y a los pintores actuantes por su colaboración al desarrollo de esta semana dedicada a la construcción de una cultura de paz.
Palabras de Braulio Rodríguez
Director Dpto. Economía Universidad
Tecnológica de Santiago (UTESA).
Lunes 25 de noviembre 2019.