Por: Rafael A. Escotto
A los abogados Luis José Rodriguez Tejada, Andrés Mejía Lizardo y a Nelson Cerda
«Racista es una palabra en el abecedario muy confusa y por ello debe aclararse. Los hombres no tienen derechos especiales simplemente porque pertenecen a una u otra raza. Cuando dices la palabra »hombres «, ya has considerado a todos con sus derechos». José Marti
Después de leer El fin de Evo Morales producto de la , de los recuerdos inolvidables de una niñez que se presume fue esplendorosa en la Ciudad de la eterna primavera, Cochabamba, el autor de este articulo Mario Vargas Llosa se nos muestra en ese trabajo publicado en el periódico de España El pais, un ciudadano peruano blanco cruzado.
Por la conexidad de su pensamiento interpreto que él pretende hacer de su nacimiento el fruto de un cruce de razas. Quizás Vargas Llosa diga esto como una manera artificiosa de llegar donde desea llegar racialmente en la encrucijada politica que han metido a Bolivia para tratar de regresar a su primer pujo literario titulado La huida del Inca, escrito en 1952.
Dudo si en su evolucion ideologica no podria haber también algo de mimetismo o de simulación al pretender recurrir a su supuesto sesgo de raza. Y para allá vamos. A ver si logramos hacer el ejercicio deductivo que requiere este nuevo descubrimiento con el que nos quiere sorprender el novelita en el articulo que comentamos aqui.
En sus consideraciones, siempre delirantes sobre el personaje de sus apreciaciones ensortijadas, el Nobel peruano alude que Evo Morales no es «indio» sino un falso indigena, por haber provocado – según alega en su trabajo – los incendios que devoraron buena parte de la sabana de Chiquitania en el depatamento de Santa Cruz, en el Este de Bolivia.
En lo que debe ser catalogado un acto de falsa predigitación de Vargas Llosa, este patriarca de la literatura latinoamericana se atrevió a escribir algo tan irracional como esta perla: «que Bolivia está en calma».
No Será que Vargas Llosa en su confusión doctrinal, lo que sus ojos ven es la calma que se respira en la pintura La barca de Dante y no en Bolivia, en la que se presenta una perturbada travesia por los infiernos y purgarorios, en donde se aprecia cómo los eternos castigados (el pueblo boliviano) intentan desesperadamente salir de las aguas, para hallar una salvación y adonde lo han llevado es a un regresionismo dantesco, lo que seria lo mismo que a una escena que causa espanto.
Frente a estos dislates de Vargas Llosa quizás sea necesario que me vaya por los caminos del poema del chileno Nicanor Parra titulado: Del infierno y del cielo, veamos unas estrofas, a ver si después de todo este desorden politico y militarista que nos ha traido entre otras cosas, la Globalización, el pueblo bolivariano podria retornar en algún momento a la etapa de desarrollo socioeconómico y cultural que ha dejado atrás el golpe de Estado.
«El infierno de Dios no necesita/el esplendor del fuego/Cuando el Juicio/Universal retumbe en las trompetas/y la tierra publique sus entrañas/y resurjan del polvo las naciones/para acatar la Boca inapelable/los ojos no verán los nueve círculos/de la montaña inversa; ni la pálida/pradera de perennes asfodelos/donde la sombra del arquero sigue/la sombra de la corza, eternamente/;ni la loba de fuego que en el ínfimo/piso de los infiernos musulmanes/es anterior a Adán y a los castigos/;ni violentos metales, ni siquiera/la visible tiniebla de Juan Milton.»
O talvés en nuestras elucubraciones en el caso que nos ocupa valdria la pena que nos acercaramos al poema Las puertas del infierno para darnos cuenta que las expresiones culposas de Mario Vargas Llosa en el artículo analizado aqui no meten miedo a nadie, sino a él mismo que parece estar disfrutando de la fiesta de sangre, torturas, discriminaciones y de disfrases de un Holloween bolivariano que ahuyenta la democracia, veamos:
«Las miradas me/inspiran desconfianza/Las palabras no me/Inspiran tranquilidad/Me siento en el/fondo y siento/El susurro de/Los demonios/Esperando atacar/»
Además, en otra actuación donde intenta hacer una acrobacia poltica aventurera, el Nobel peruano dice que los veintitrés muertos, la mayoria heridos de bala, que se produjeron durante los violentos disturbios en distintas ciudades de Bolivia fueron el resultado del intento de fraude electoral que sublevó a los ciudadanos.
En ningún mometo de su fantasia sobre los hechos que se desataron durante el golpe de Estado contra Evo Morales, Vargas Llosa admite que los verdaderos actores armados del golpe de Estado fueron los policias y los soldados, sino que soslaya astutamente a los verdaderos actores del madrugonazo del 10 de noviembre dirigidos por el comandante de las Fuerzas Armadas en contra del presidente electo Evo Morales y su vicepresidente Alvaro Garcia Linera.
Y yo me pregunto: ¿Y no es de ese acontecimiento triste que vive Bolivia y que Vargas Llosa trata inutilmente de ocultar en su articulo lleno de ficcionismo que estamos tratando de deslindar y poner en su verdadero contexto en este articulo?
Esta vez el eminente narrador no podrá escribir una novela apegada a los hechos históricos del 10 de noviembre en Bolivia, sino que tendrá que recurrir a la ficción para tratar de demostrar inútilmente – como pretende insiunar – que fueron los partidarios del exmandatario, en especial los cocaleros del Chapare y los ciudadanos de El Alto. militantes del Movimiento al Socialismo (MAS), quienes armados hasta los dientes causaron buen número de aquellas víctimas.
Si no hubiese estado presente la prensa internacional y ciudadanos civiles con sus cámaras y celulares firmando las masacres a manos de la policia y las fuerzas armadas bolivariana asusadas por la presidenta provisional Jeanine Añez y compartes, esta horrible carniceria humana hubiera pasado inadvertida y hoy el mundo estuviera dándole fe a la versión distorsionada de Mario Vargas Llosa.
Sobre los hechos contra el gobierno de Evo Morales la comunidad internacional no debe dejarse seducir por un Premio Nobel de Literatura pensando que una figura de las letras de su categoria no seria capaz de enmascarar una realidad politica, social y humana que estuvo a la vista de todo el mundo.
Todavia más malicioso y arriesgado fue escribir que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador jugó un papel deplorable, una «reminiscencia atroz del viejo PRI», por haberle ofrecido asilo al despuesto presidente Morales y al vicepresidente Alvaro Garcia Linera, a quien catalogó el «Lavrenti Beria biolivariano». Para quienes ignoran quien fue ese oscuro personaje llamado Beria, fue mariscal de la Unión Soviética y administrador de la seguridad estatal y jefe de la policia secreta bajo el gobierno de Joseph Stalin.
En su articulo periodístico Vargas Llosa no oculta sus prejuicios y preferencias sociales y raciales cuando relata que, cuanto los europeos «escuchaban embobados» los discursos subnormales de Evo, parecia como si se tratara de un «monito del zoológico y encima parlanchin.» He dicho en articulos anteriores, que cuando este afamado Nobel peruano entra en el campo de la politica se ofusca y pierde su fuego literario y la profundidad que solo las grandes inteligencias producen.
Cualquier lector que simpatice con las obras literarias de Vargas Llosa podria pensar que defiendo a Evo Morales o que simpatizo con sus ideas politicas. De ninguna manera. Lo que trato de hacer a través de estos trabajos es evitar que el mundo se llene de personas intolerantes y de politicos supersticiosos que creen en los infiernos del poeta y artista de la plástica inglesa William Blake
Me da en creer que Mario Vargas Llosa en su radicalismo politico frente al golpe de Estado reciente en Bolivia parece haber hecho un viaje de descenso al infierno en el poema El Paraiso perdido, de John Milton, un clásico de la literatura inglesa y de la literatura universal. Me voy a otro poema de Milton Dios, Adan y Eva y el diablo el cual es una respuesta psicológica de los personajes que maneja Milton a la interrogante de por qué un Dios bueno y todopoderoso permite el mal y el sufrimiento pudiendo evitarlo.
Igual interrogante podria hacerse el pueblo boliviano, por qué la OEA, siendo un organismo supremo que está para dirimir conflictos, no para estimularlos, decidió irse por el camino más tortuoso del engaño y la traición contra un gobierno legitimamente elegido y que además habia pedido su intervención como Estado miembro para el conteo de votos y resolver la duda o de lo contrario, convocar a nuevas elecciones. Naturalmente, según el autor, en el poema «El Paraiso perdido», el cielo y el infierno representan estados de ánimo antes que espacios físicos.
Creo haber complacido a quienes me sugirieron por distintas vias escritir este análisis y quiero finalzar con una conclusión sobre el articulo El fin de Evo Morales, que se presta para identificar el juicio venenoso que presenta Mario Vargas Llosa sobre la situación de Bolivia y lo hago acogiendome a una frase de Milton: La mente hace su propio lugar, y en sí misma puede hacer un cielo del infierno, y un infierno del cielo.