Por: Rafael A. Escotto
Al Licdo. Braudio Rodríguez, economista y profesor universitario.
Es el precio del éxito: la gente empieza a pensar que eres omnipotente. Ben Bernanke
Aquel hombre gallardo, con sombrero panamá con ala ancha cubriendo su bien peinada cabellera, se desplazaba seguro de sí mismo. Su pecho erguido, nuestro personaje de hoy parecía un gentleman inglés saliendo de la residencia oficial de trabajo del primer lord del Tesoro situada en el 10 de Downing Street con el crédito de un James Harold Wilson, Barón of Rievaulx del Reino Unido o tal vez su figura y su conocimientos de la economía y las finanzas de la nación fuera la de un secretario de la Reserva Federal como Alexander Hamilton, durante la presidencia de George Washington en los Estados Unidos.
A lo mejor esta introducción parezca un tanto filosófica al irme a planos superiores o ideales envolviendo personalidades pertenecientes a un mundo social, económico y político más orgánico desde donde se dictan las normas que van a impactar en otras economías. Sin embargo, lo particular que tiene nuestro personaje es que ha intervenido en esos círculos políticos monetaristas internacionales. Por tanto, creo que sus experiencias en esos horizontes le han permitido al país contar con un verdadero experto en materia bancaria cuestión que ha podido dominar periodos de grandes turbulencias y de crisis financieras y monetarias con sorprendente facilidad.
Lo único que se me ocurre poner como distancia en la comparación con nuestro personaje de hoy podría ser que Wilson, Hamilton, Greenspan, Bernanke y Volcker, entre otros administraron tesoros imperiales y tenían detrás el peso de dos superpotencias. Sin embargo, los fines y propósitos de los presidentes de las juntas de gobernadores de bancos centrales, por ejemplo, de una isla insólita son las mismas normativas y los mismos principios que rigieron los sistemas de bancos centrales en tiempos de William McCheney Martin, el funcionario que más tiempo permaneció en el cargo, de 1951 a 1970.
La singularidad que aparece en los bancos centrales de los países tercermundistas o donde el desarrollo es menor que en los bancos de las naciones imperiales no sea tanta la diferencia en cuanto a sus normativas, sino de estilo en el manejo más por las oscilaciones a que están sometidos los asuntos monetarios y el cuidado o control que debe tenerse con los movimientos inflacionarios y los problemas de control de las deudas externas e internas.
Antes de hablar de los gobernadores de bancos centrales de otros países lo más aconsejable, en este caso, sería examinar las características del Banco Central de la República Dominicana (BCRD) y, preferentemente, la persona que lleva más años en esas funciones: Héctor Manuel Valdez Albizu.
Según los datos recopilados nuestro personaje nació en Santo Domingo el 10 de noviembre de 1947. Son sus padres Ana Rita Albizu Reyes y Héctor Manuel Valdez Guerrero; está casado con Fior D’Aliza Altagracia Martínez Ramírez, con quien ha procreado dos hijos: Héctor Manuel y Jorge Abel Valdez Martínez.
En 1971 se gradúa de Economia en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Luego realizó trabajo de posgrado en el Instituto de Estudios Sociales de la Universidad Católica de Chile. Su área de competencia está concentrada en la sociología del desarrollo económico, las reformas universitarias en América Latina y la reforma de la tenencia de la tierra.
Entre el 1974 hasta 1977 Valdez Albizu trabajó en el Fondo Monetario Internacional en Washington, D.C., en calidad de especialista en política monetaria, finanzas públicas y diseños de programas monetarios y financieros. Regresa a la República Dominicana para continuar sus estudios e investigaciones en la Organización de Estados Americanos (OEA), en el Banco Central y en el Centro de Investigaciones de Estudios Avanzados.
También ha sido catedrático en la Universidad Central del Este de 1975 a 1977 y en el Instituto de Estudios Superiores (APEC) de 1978 a 1989. La carrera de Héctor Valdez Albizu en el Banco Central ha sido relumbrante y ascendente. Empezó su carrera en el Banco Central de la República Dominicana (BCRD) en 1970 como asistente técnico en el Departamento de Investigación Económica, ocupando el cargo de director de ese departamento desde 1984 hasta 1986. Subgerente de Política Monetaria y Cambiaria (1986 a 1990); asesor de la Junta Monetaria (1987–1989); representante del Banco Central ante el Consejo de Administración del Banco de Reservas (1991–1992) y subgerente general (1991-1993).
El 4 de enero de 1993 fue designado administrador general del Banco de Reservas, función que ocupó hasta el 31 de agosto de 1994, cuando fue designado gobernador del BCRD. Fue ratificado en ese cargo en agosto de 1996 por el presidente Leonel Fernández y se le otorgó el rango de secretario de Estado, ocupando ese cargo hasta el 16 de agosto de 2000. El 16 de agosto de 2004 el Presidente Fernández lo nombró otra vez gobernador del BCRD.
El licenciado Héctor Valdez Albizu publicó en 1996 el libro «Un camino hacia el desarrollo. Conferencias y direcciones» y en 2000 puso en circulación el segundo tomo de dicha obra.
Podría decirse, sin la menor duda, que si bien es cierto que el licenciado Héctor Valdez Albizu, a quien no conozco personalmente, ha logrado grandes éxitos en su carrera al frente del Banco Central de la República Dominicana es obvio que su brillante y envidiable carrera bancaria ha tenido que enfrentar desafíos pero de todos ellos ha salido airoso y la economía y las finanzas del país ha reverdecido más optimista y compacta bajo su administración.
Aun cuando el país no suele reconocer ni valorar aquellos hombres y mujeres que han demostrado una alta profesionalidad e integridad moral durante el ejercicio de sus funciones públicas debemos concluir este trabajo expresando que Héctor Valdez Albizu ha sido un extraordinario gobernador del Banco Central de la República para un país insólito.