Opinión

Al negociar con Pedro Botello: Gobierno deja en la estacada a dirigentes empresariales que apoyaron extensión de emergencia

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Por Nelson Marte.

 

Al negociar con varios diputados reformistas la aprobación de la nueva extensión del Estado de Emergencia, a cambio del apoyo oficialista a un proyecto de ley que busca devolver a sus afiliados hasta un 30% de los fondos de pensiones, el gobierno del PLD  tira por la borda el prestigio de dirigentes empresariales que se la jugaron con el presidente Danilo Medina.

El desprestigio viene porque esos dirigentes empresariales se emplearon a fondo en una campaña nacional postulando que devolver esa parte de los fondos a sus propietarios, generaría un impacto inflacionario y otras lesiones a la estabilidad y la recuperación económica del país.

Ayer, sin embargo, el diputado Pedro Botello informó a los medios que había votado por la repudiada extensión del período de emergencia porque el gobierno se había comprometido a respaldar el proyecto de devolución parcial de los fondos de pensiones.

Si bien se puede pensar que en realidad ahí se produjo una negociación en la que intervino el llamado “hombre del maletín”, que pulula en el Congreso cuando el gobierno o grupos poderosos quieren “lubricar” el camino de  aprobación de determinados proyectos, la aprobación primero del proyecto de Botello, que no pudo pasar sin el apoyo de los gobiernistas diputados del PLD,  indica que ciertamente hubo un compromiso y  una negociación entre el gobierno y diputados reformistas.

El papelazo de los dirigentes empresariales se produce porque hasta ayer el gobierno les hizo creer que se oponía al proyecto de Botello. El gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, los ministros de Hacienda, Donald Guerrero, de Economía, Planificación y Desarrollo, Juan Ariel Jiménez, el superintendente de Pensiones, Ramón Emilio Contreras, y el gerente general del Consejo Nacional de Seguridad Social, Rafael Pérez Modesto, expresaron su desacuerdo con la iniciativa.

Expresaron su oposición, durante un encuentro virtual reseñado por acento.com,  “por entender que crearía desajuste monetario, fiscal y económico, y generaría una gran inflación”.

La arriesgada apuesta de escasos dirigentes empresariales en apoyo al presidente Medina tiene la agravante de que los asocia a la escalada de tráfico de influencias e irregularidades, en  que han incurrido varias entidades gubernamentales que al parecer vieron en las licitaciones y compras de insumos para enfrentar el Coronavirus, la oportunidad de hacer zafra con el erario.

Tales acciones atentan no sólo contra la pulcritud y la transparencia con que deben ser manejados los fondos públicos sino incluso contra la libertad de empresa y la libre competencia que postula el capital como estandartes.

Otro aspecto relevante es que a los dirigentes empresariales que se están jugando las cartas de la ambición desmedida del  continuismo del PLD, se los vincule a una aventura  antidemocrática en contra del proceso electoral, la institucionalidad democrática y la gobernabilidad de la Nación, todo porque un grupo que la sociedad ya no quiere más en el poder pretende imponerse por la fuerza.

Un último fundamento de la manera desacertada en que se están conduciendo esos cabezas de gremios empresariales es que parecen estar hablando por cuenta propia, aunque la prensa reporta que hablan sus organizaciones, porque en sus declaraciones no se cita que sus posiciones sean producto de consensos o acuerdo o reuniones de las estructuras colegiadas con que se gobiernan.

Es obvio que no todos los empresarios están de acuerdo con involucrar a sus gremios e intereses de albures continuistas que vulneran y desafían las reglas de juego y el ordenamiento de ley que tanto defiende el empresariado.

La mejor demostración de ello es que los hombres y mujeres de empresa de Santiago, una de las cunas históricas del capital nacional, rechazaron de manera prácticamente unánime  la nueva extensión del Estado de Emergencia.

Esa contradicción de alguna manera refleja que los pronunciamientos y movimientos aislados de determinados dirigentes pudieran estar sembrando la división de nuestro empresariado, lo que sería especialmente dañino para el país y este tramo de su desarrollo.

Nunca logro recordar si lo asimilé en mis buenos tiempos juveniles de lector voraz, o si es creación mía, pero suelo decir que el mejor negocio del capital y los empresarios es la democracia, la alternabilidad y la institucionalidad democrática.

Viendo como empresarios se involucran en las artes, y las malas mañas de la política, quizás fura bueno recordar el sabio adagio “¡Zapatero, a tus zapatos!”

 

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