Esta modalidad de cocina implica ahorrar dinero al comer y también preservar el medioambiente
Por Henry Arias Abad.
La gastronomía se podría definir como el arte que conlleva la preparación de una muy rica comida. Además, puede referirse a la forma de cocinar en una determinada región o lugar.
Por otra parte, el desarrollo sostenible implica el aprovechamiento de los recursos, pero sin comprometer la satisfacción de necesidades de las futuras generaciones; es decir, que los futuros pobladores también puedan disfrutar de los recursos que gozamos en la actualidad.
De la unión de estos dos conceptos surge “la gastronomía sostenible”, la gastronomía sustentable, como también es llamada, se refiere a la forma de cocinar que toma en cuenta el origen de los ingredientes, cómo se cultivan, cómo llegan a nuestros mercados y, finalmente, a nuestros platos.
Este formato de cocina ayuda de manera significativa a la preservación del medioambiente, ya que usar de forma responsable y sostenible todos los alimentos, no solo implica preservar suelos y agua, sino que también se traduce en una menor probabilidad de hambruna o escasez de alimentos en un territorio. Pero, además, comprando sólo lo necesario y no malgastando o desperdiciando comida, podemos ahorrar dinero.
Una forma de ayudar al ambiente y hacer uso de la gastronomía sostenible, es cultivar en nuestros hogares alimentos de nuestro propio consumo, como fresas, zanahorias, remolachas, tomates, lechugas, orégano y perejil.
De esta forma, evitamos daños a los suelos y quema de combustibles en el proceso de transportar esos productos hasta los mercados, debido a que nosotros mismos los cultivamos en nuestras casas. Pero también, con el cultivo en casa hacemos de nuestro hogar y del mundo, más verde.