Opinión

La educación y su incidencia en el desarrollo social

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(Discurso pronunciado por la Rectora de la Sede de UTESA,  Dra. Lily Rodríguez, en la LXXVII Garduación Ordinaria)

La educación, como base de la formación, puede tener muchos retos concretos válidos y actuales; pero el más significativo es entender que la educación sin impacto social es un camino estéril.

 

Las ideas educativas de vanguardia hoy en día tienen poco que ver con la sola acumulación de información y sus procesos de reproducción o verificación, más bien, están relacionadas con la idea de que esa información sea conocimiento aplicado, sombra de acción; pero, sobre todo, que tengan un impacto social en el desarrollo personal y colectivo. La educación no es un fin en sí misma, sino un camino que permite el desarrollo integral del individuo como líder y dinamizador de su comunidad. ¿En qué consiste ese liderazgo, si no es el de cambiar la sociedad? No se trata solo de un trabajo, sino de un compromiso con la transformación de nuestra realidad.

 

Lo social no es solo acción práctica. Siempre se señala con firmeza, tanto en la pedagogía como en la psicología del aprendizaje, que el camino del aprendizaje real es la experimentación, es decir, las posibilidades de aprender a hacer. Esto es muy bueno, y es un gran avance respecto a la idea de saber o conocer. Pero no es suficiente para una sociedad como la actual ni para una potente idea educativa. “Saber hacer” debe ser la condición básica para “saber ser entre los demás”.

 

Si alguna actividad o proceso puede merecer el adjetivo de “educativo” debería implicar su “impacto social”.  Y este encargo social lo tienen ustedes hoy, graduandos.

 

Ustedes se gradúan de médicos, ingenieros, administradores, abogados, odontólogos, enfermeros y otras importantes profesiones, pero también hoy se gradúan como líderes sociales.

 

La educación real no solo debe tener un correlato práctico, sino, además, social que le dé significado, compromiso. Asimilar esta idea en los años de formación universitaria es sustancial para construir la propia autoimagen profesional como acción comprometida. Podemos ser eficaces enseñando en las aulas universitarias, incluso, podemos ser muy buenos desarrollando ciencia y tecnología de vanguardia; pero si al final todo esto es solo una abstracción, poco se habrá logrado. Quizás los sistemas de evaluación de la universidad deberían tomar en cuenta más esta idea: ¿Qué proyectos sociales diseñan y promueven los universitarios y la universidad? Es decir, ¿con qué utopía social están comprometidos cada uno de ustedes?

 

Los laboratorios, la acción docente, las estanterías de libros, las bases de datos científicos y los títulos universitarios constituyen poco si su aplicación práctica se hace a espaldas del desarrollo social. Por ello, hay que ver que la educación, “La Educación”, es algo más que capacitación o instrucción; es la formación del carácter social.

 

Un recurso que nos da la posibilidad de percibir esta relación entre educación, práctica y compromiso social, entre otros manifiestos y acuerdos nacionales y mundiales, es hacer propios los objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).

 

 

Entre los objetivos de Desarrollo del Milenio, pensados desde el 2000, se toman en cuenta temas tan básicos y complejos de nuestra sociedad que van desde combatir la pobreza, el hambre, las enfermedades, el analfabetismo, la degradación del ambiente hasta la discriminación contra la mujer. Se trata de una hoja de ruta que independientemente de su consenso o no, es un buen recurso para explicar la idea de compromiso de la educación.

 

La idea es esta:

 

¿Se puede concebir un profesional recién egresado que no tenga claro que su misión, además de su legítimo desarrollo personal, es también formar parte de los esfuerzos colectivos para que la sociedad pueda…

 

… erradicar la pobreza extrema y el hambre?

 

… alcanzar una educación primaria universal?

 

… promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer?

 

… reducir la mortalidad de los niños menores de 5 años?

 

… mejorar la salud materna?

 

…combatir el VIH/SIDA, la malaria y otras enfermedades?

 

… garantizar la sostenibilidad del medio ambiente?

 

… fomentar una alianza mundial para el desarrollo?

 

¿Es posible?

Hoy, reciben un título profesional, pero, también, quiero entregarles a ustedes estas preguntas, como una forma de demostrar que la educación es ese puente social que todo profesional debe transitar.

 

Si vemos la educación desarraigada de su entorno, es muy posible pensar que la educación solo sirva para tener un diploma; pero si se asume que cada actividad y cada experiencia dentro de la academia es un pequeño impulso para ir detrás de una idea más grande, la idea de educar adquiere otro cariz, otro temple y otro compromiso.

 

De ahí que en UTESA no hayamos buscado solo enseñar, sino crear un ecosistema de aprendizaje con todos los recursos que posee la Universidad comprometida con esta sociedad. Nuestro modelo pedagógico es atípico, porque no busca solo ser eficaz a nivel de rendimiento, sino aprovechar todo, y enseñar con todo el potencial que UTESA tiene, sus gentes y sus ideales.

 

Hoy, graduandos, ustedes son parte de esta utopía social.

 

¡Feliz camino!

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