Rep. Dom. -Este domingo, 21 de enero, el pueblo dominicano dará una de las más hermosas expresiones de amor, cariño y ternura hacia María la madre de Jesús, bajo la advocación de La Altagracia. Es la fiesta que nos une. Es como un sello de identidad nacional.
El dominicano es mariano por naturaleza. Lleva su devoción a la Virgen de La Altagracia a cualquier lugar del mundo. Así lo vemos cuando emigra a Estados Unidos, Italia, Puerto Rico y otras naciones. La Altagracia la lleva en su corazón. Es la madre que alivia sus penas y le acompaña en el duro camino de estar lejos del terruño que lo vio nacer.
Al celebrar tan hermosa fiesta, ponemos a los pies de la Virgen los anhelos y sueños de tantas familias empobrecidas que buscan cada día la dignidad que otros han querido arrebatarles.
Pidamos a la Virgen de La Altagracia que interceda ante su hijo, para que en este año que estamos estrenando desaparezcan los feminicidios que llenan de terror a tantas familias que pasan por esta escalofriante realidad.
Que nuestros jóvenes encuentren motivos para vivir y que los adultos seamos modelos para ellos encontrar la felicidad que buscan por caminos equivocados.
Que nuestros gobernantes encuentren los mecanismos adecuados para frenar la corrupción que lleva a la pobreza a miles de dominicanos.
Que haya sanciones para quienes hacen erario una piñata, paguen su culpa. Que jamás haya impunidad.
Que se continúe trabajando para terminar con la inseguridad ciudadana que tanto daño está haciendo a la imagen de nuestro país.
Que fomentemos la cultura de paz y encuentro que se han alejado de nuestras vidas.
Que el dialogo, en todos los ambientes sea la vía idónea para entendernos.
Sabemos que para alcanzar estos sueños Tú, María de La Altagracia, nos enseñaste el camino, cuando dijiste de nuestro Salvador: “Hagan lo que Él les diga.”
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