Miles de familias palestinas huyeron el miércoles de la ofensiva terrestre israelí hacia los pocos refugios que quedan en Gaza, mientras el ejército de Israel lanzaba duros ataques contra el centro y el sur del territorio palestino, matando a decenas de personas, según informaron las autoridades de salud palestinas.
A pie o montados en carretas tiradas por burros cargadas con sus pertenencias, un río de personas llegó a Deir al-Balah, una ciudad que normalmente tiene una población de unos 75,000 habitantes. Se ha visto desbordada por varios cientos de miles de personas expulsadas del norte de Gaza cuando la región quedó reducida a escombros por los bombardeos de Israel.
Como los refugios de la ONU están abarrotados, los recién llegados instalaron tiendas de campaña en las aceras para pasar la fría noche de invierno. La mayoría se aglomeró en las calles que rodean el principal hospital de la ciudad, el Mártires de Al Aqsa, con la esperanza de que estuviera más a salvo de los ataques israelíes.
Pero ningún lugar es seguro en Gaza. La ofensiva israelí está hacinando a la mayor parte de la población en Deir al-Balah y Rafah, en el extremo sur del territorio, así como en una pequeña zona rural junto a la costa meridional. Estas zonas siguen sufriendo ataques israelíes que destruyen casas llenas de gente.
Israel ha dicho que es probable que su campaña en Gaza dure meses, y ha jurado desmantelar a Hamás en todo el territorio y evitar que se repita el ataque del 7 de octubre contra el sur de Israel. Benny Gantz, uno de los tres miembros del gabinete de guerra del país, dijo que los combates “se ampliarán, según las necesidades, a otros centros y frentes”.
Las dos partes han intercambiado disparos casi a diario a través de la frontera. El ministro israelí de Asuntos Exteriores, Eli Cohen, advirtió el miércoles que “todas las opciones están sobre la mesa” si Hezbollah no se retira de la zona fronteriza, como exige un alto el fuego de la ONU de 2006.
El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, “debe entender que él es el siguiente”, dijo Cohen.
La ofensiva israelí en Gaza ha sido ya una de las campañas militares más devastadoras de la historia reciente. Más de 21,100 palestinos, en su mayoría mujeres y niños, han muerto, según el Ministerio de Salud de Gaza. El recuento no diferencia entre civiles y combatientes.
Alrededor del 85 % de los 2.3 millones de habitantes de Gaza han huido de sus hogares. Funcionarios de la ONU afirman que una cuarta parte de la población de Gaza se está muriendo de hambre por el asedio de Israel, que impide la entrada de alimentos, agua, combustible y otros suministros.
Los últimos desplazados huyeron de varios campamentos de refugiados construidos en el centro de Gaza que han sido blanco de la última fase del asalto terrestre israelí. Uno de los campamentos, el de Bureij, fue objeto de intensos bombardeos durante toda la noche mientras las tropas israelíes avanzaban hacia él.
“Ha sido una noche infernal. No habíamos visto un bombardeo así desde el comienzo de la guerra”, declaró Rami Abu Mosab desde Bureij, donde se refugia desde que huyó de su casa en el norte de Gaza.
El ejército israelí emitió el martes órdenes de desalojo para Bureij y las zonas vecinas del centro de Gaza. La zona era el hogar de casi 90,000 personas antes de la guerra y ahora alberga a más de 61,000 desplazados, en su mayoría del norte, según la oficina humanitaria de la ONU. El campamento de Bureij, como otros de Gaza, alberga a refugiados de la guerra de 1948 que marcó la creación de Israel y a sus descendientes, y ahora se asemeja a otros barrios densamente poblados.