Por: Rafael A. Escotto.
El arsenal de demandas por abuso sexual contra barones famosos y personas adineradas, hace pensar que detrás de estas acusaciones podría estar una organización millonaria de alcance internacional dirigida por abogados, periodistas, psicólogos, fotógrafos que seducen mujeres físicamente elegantes, educadas, quienes son entrenadas y luego son infiltradas en el mundo de las celebridades del jet set internacional donde asisten hombres acaudalados y famosos que luego son atrapados con fotos, abrazos, besos en las mejillas, por estas mujeres.
El jet set es un mundo de hombres muy ricos que viajan por todo el globo para participar en actividades no apta para hombres ordinarios. El término jet set, como se le conoció en los años 1937 y 1960 ya no tiene la misma connotación. Ahora este mundo se refiere a aquellos que poseen enormes riquezas que se pueden dar el lujo de participar de grandes placeres.
La organización mafiosa donde actúan mujeres preciosas, profesionales, conocedoras del lenguage del mundo de los negocios, de las artes, la musica de camara e diomas, está dirigida por abogados, periodistas de sólidos conocimientos del arte del chantaje, en capacidad de penetrar con facilidad el mundo de los ricos y famosos.
La oganización mafiosa identifica sus víctimas, estudian sus gustos, hábitos y costumbres, los lugares donde frecuentan y el tipo de mujer con la que prefieren asociarse como acompañantes ocasionales. La organización también tiene sus paparazzi o fotógrafos cuya labor forma parte de un contrato verbal previamente acordado y muy bien pagado.
Una vez la organización tiene el expediente completo, se da inicio a la segunda etapa de la trampa, cual es el envió por correos de un sobre lacrado con fotos comprometedoras entre la víctima y el cebo acompañado de una nota que al leerla le forma una nudo en la garganta al magnate o artista sujeto de intimidación.
Aun cuando la víctima considere que el paquete enviado es simplemente una manera de provocación o de meterle miedo, la verdad es que estas personas son profesionales y no están juegan. No obstante, la víctima en su fuero interno no deja de sentir algún tipo de intranquilidad que lesiona su paz interior y la placidez del sueño.
Conversa sobre el tema con su mejor confidente o amigo y este le aconseja resolver el asunto con la mayor discreción.
Mientras el embrollo se va armando contra la victima de chantaje, la organización habla con la mujer (el cebo) para que no se intranquilice o se meta en miedo y quiera abortar la extorsión. Le llenan la cabeza de millones de dólares, de lujos y de apariciones esporádicas en los medios de comunicación y revista especializada cómplices de la organización mafiosa.
Los abogados y todo el equipo que opera el chantaje de abuso sexual suelen ser expertos en esta sofisticada tarea, para cuya efectividad hay que hacer grandes inversiones económicas y financieras en la mujer, en forma de ropas finas, perfumes, maquillaje, limosinas, aviones chárter, tarjetas de créditos, etc.
Algunas veces, cuando se trata de hombres de grandes negocios internacionales, los gastos corren por algún empresario que compite en el mismo negocio que la víctima y desea penetrar por codicia en el mismo mercado y recurre al chantaje de abuso sexual para que su competidor pierda credibilidad pública al aparecer en la prensa internacional como presunto abusador sexual.
Al imputado de abuso sexual lo sientan en un banquillo de un tribunal frente a una batería de fotógrafos, con su rostro macilento, sin corbata, nervioso, sudoroso y su esposa e hijos sentados observando la tragedia.
Muchas veces el juez o la jueza no piensan en administrar una justicia justa y rápida sino que dilata el juicio para tratar de sacarle provecho a la prensa sensacionalista que genera la presencia del artista, el magnate o el político.
A la joven la victimizan, le colocan un maquillaje en el que se destaque un rostro afligido, lacerado por lo que le ha ocurrido, una joven que tenía supuestamente un futuro prometedor.
Llega el momento de la decisión del tribunal y de la retribución por los daños y perjuicios a favor de la joven «abusada» por el magnate o por el artista. Los cabecillas de la organización mafiosa no se hacen presentes en el juicio, sus abogados recibirán un jugoso cheque por millones de dólares, a lo que se suman los gastos legales y administrativo del caso.
El juez, que es un funcionario electo por voto popular, a su debido tiempo recibirá su premio por su actuación, pagado under the table como contribución para su campaña, a través de un llamado bridgeman o puente, para evitar suspicacias.
El cheque de la joven «abusada» he emitido a nombre de los abogados y de ella, respectivamente. Los abogados representantes de la organización mafiosa le pagan su parte a la mujer, no sin antes deducirle una porción importante por los gastos incurridos por la mafia para prepararla para el chantaje.
Los abogados le sacan una fotocopia al cheque original y ellos, a su vez, le pagan a la joven con un cheque certificado de los fondos de la firma de abogados. Todos los actores en la trama reciben su paga, incluyendo, – ¡claro está! – la mafia que organizó la conspiración y adelantó el capital para la operación. Hasta el próximo caso de «abuso sexual».
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