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Año 2020, para los muchos muy malo, para los pocos, excelente.

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Por Darío Nin
Este año se mide con la expresión de que “en este mundo traidor nada es verdad ni es mentira todo es según el color del cristal con que se mira”.
Todo a propósito de la pregunta: ¿Cómo fue el año recién pasado?
Una persona con sentido común no se atrevería a decir que el año ha sido bueno, o mejor dicho no lo diría en público, pero le aseguro que, si le diera lo mismo el dolor ajeno, hay gente, mucha gente. que le rendirá” tributo” y le estaría eternamente agradecida al año que recién culmina.
Los grandes negocios y las grandes farmacéuticas. Los supermercados, las farmacias, las tiendas de tecnología, los dueños de comunicación de masas, los traficantes de influencia, los carentes de escrúpulos y especuladores; muy a sus adentros, agradecen al año, aunque no lo expresen públicamente.
Quien no pudo llenar sus pulmones con el gratuito y abundante oxígeno, quien se vio entubado, quien vio partir a un ser querido, a un hermano, a un padre, a un amigo, el que perdió su empleo y su sustento tiene el sabor en la boca del año más amargo de su existencia.
“Bueno o malo quien sabe” así dice una lección de vida que circula. La pregunta obligada entre tú y yo es: ¿Qué te ha dejado el año?
No hay dudas de que este es un año aleccionador, ha dado lecciones en muchos sentidos, te ha confrontado de muchas formas y maneras.  Te ha vuelto a mirar lo invisible y a abrazar la humildad; pero, lo penoso es que eso fue pasajero, por muy poco tiempo, efímero, no duradero.
A pesar de lo caro que nos costó cada lección de este año, la evaluación nos indica que hubo muy poco aprendizaje, que, a pesar del peligro y la confrontación con nosotros mismos, crecimos muy poco como persona.  Que seguimos repitiendo los mismos errores y nos hace ver nuestra hipocresía no admitida, pues invocamos a Dios en medio del proceso, pero nos damos cuenta que fue de labios y de palabra, no de fondo y corazón.
 Clamamos a Dios frente al miedo, no frente a la convicción de que él es poderoso, omnipotente y omnipresente, que todo lo sabe, todo lo ve, todo lo puede.
 ¿Qué has cambiado en tu vida, qué lección has aprendido? No te puedes engañar tu conciencia y Dios te vigilan.
 Recuerda que desde ahora tienes en tus manos una mariposa azul…
 Hasta la próxima.
Dario Nin
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