Por Luis Córdova
A estos temas se asiste vestido, como en un carnaval, de lo que realmente somos o de lo que aspiramos ser (más o menos así lo significó el inmenso folklorista santiaguero, don Tomás Morel).
Nuestra escuela (pobre millonaria) parece vivir recreando la vida calumniada y vituperada de una adolescente de mancillado honor, en una estampa antigua, deseando con desesperación que algo o alguien la rescate o “la borre de pronto” de su realidad.
Ahora que se repite aquello de “una educación para capacitar al estudiante para la producción” se cuestiona la utilidad de algunas asignaturas, como si la escuela no fuese el espacio donde se fomente la identidad del ciudadano, lo único con lo que pudiera convertirse en útil a la patria, como decía Bolívar.
Así algunos docentes siguiendo el juego a “legisladores”, promueven el proyecto de ley “Ley de Inglés como Segunda Lengua” en la escuela pública dominicana, por aquello de la utilidad del idioma.
¿Exhibirán el bajo nivel de comprensión en inglés que en español? ¿Será que lo útil lo designa el mercado al que se aspira y no la cercana convivencia? ¿Por qué no irrita a los nacionalistas que se someta un proyecto de ley como este? ¿Acaso no es más “útil” saber creole, dialecto en el que se convive, se labora, se divierte y se delinque de este lado de la frontera?
Hay temas a los que todos, sin excepción, le tenemos miedo.