Por Darío Nin.
Estoy haciendo un trabajo con mis artículos ya escritos y mientras hurgaba me encontré con varios, que son dignos de reproducirlos en estos tiempos; por ejemplo, éste lo escribí el 21 de marzo del 2011, o sea, más de ocho años tiene ya , pero caray cuanto me gustaría que usted le dé una lecturita y después reflexione un poco sobre su contenido
“Sobre las inseguridades en que vivimos la queja es generalizada. No hay dudas, no tenemos seguridad.
La falta de moral y la indecencia nos arropan, no hay dudas, esta sociedad es cada vez más inmoral, los principios se han gastado por desuso.
El desamor a la Patria y sus símbolos y signos, continúan a ritmo creciente, nos preguntamos con justa o no, razón: ¿por qué dar para que otro coja? Si no, recibimos nada a cambio.
¿Por qué incentivar la honradez y el trabajo? Si al final esto no paga. La sociedad no castiga ni física ni moralmente; todo lo contrario.
¿Por qué arriesgarte a ser honrado? Cuando por tu sólo hecho de honradez en un mundo de corruptos pone en riesgo tu existencia y la de tu familia.
¿Por qué seguir creyendo? Cuando en los que pusiste las esperanzas te han traicionado.
¿Por qué trabajar como buey? Si al final lo que ganas no te alcanza y te ahogan las deudas.
Los cuestionamientos de arriba son verdades que a más de a uno nos han gritado en la cabeza. Nos debatimos en ser o no ser, en luchar o darnos por vencidos, en dejar ser, en dejar pasar. Te sucede como relata José Luis Perales, que se queja por haber escrito y escrito a la vida y no ve cambios.
Le aseguro que no soy la excepción, tengo mis problemas, mis dudas, mis deudas, mis dificultades, pero, aun así, tengo la esperanza que, sí se puede. Para parafrasear a Rogelio Cruz y su movimiento “Si se Puede”
Hace 26 años me gradué de abogado, he ejercido una profesión difícil, en el devenir he visto a muchos de mis estudiantes graduarse y económicamente progresar, muchos en buena lid, otros han encontrado la formula de hacer dinero que yo no he hallado o no he querido hallar.
Hoy es para mi un dolor de cabeza hacer la compra de los alimentos de mi casa cada mes, debo hacer alquimia para ver qué combino y realizar la compra de los alimentos y cubrir las necesidades básicas. Así que, si juzgan mi éxito por el dinero acumulado, no hay dudas, soy un fracasado.
Sin embargo, sé de trucos para hacer mucho dinero, escuche como:
Basta con que vaya a una construcción, como lo están haciendo muchos, averigüe como se llama el ingeniero, busque haitianos le dé quinientos pesos, le enseñe a estos al ingeniero, la construcción y al maestro y luego demande, por prestaciones laborales, daños y perjuicios, diciendo que trabajadores fantasma, laboraron allí y que los despidieron sin prestaciones, que no los inscribieron en la seguridad social y al cabo de unos meses, ¡magia!, dinero constante, sonante y legal.
También podría hacerlo con la ley 241 y otras disposiciones.
Pero… ¡Caray, tendría que despojarme de muchas cosas, para llegar a esto!
Ya he hablado mucho en términos personales y no es a eso a lo que me quiero referir en esta entrega.
Lo que quiero es saber que estamos dispuestos a invertir para que el país cambie y vayamos dejando las inseguridades, las inmoralidades y todas las rémoras que le acompañan.
Las quejas ya las tenemos en demasías, esas no nos hacen falta.
Me atrevo a sugerirles que empecemos con nosotros mismos, demos el ejemplo en nuestro accionar, tratemos de no hacer lo que le criticamos a otros, para que nuestros hijos, dependientes y relacionados vean ese ejemplo.
Empecemos a enmendar los fallos y errores que hemos cometido, para mandar el mensaje de que estamos dispuestos a cambiar, que no somos perfectos, pero que estamos dispuestos a rectificar.
Dé lo que pueda dar y no me refiero necesariamente a cosas materiales; un consejo a tiempo, no tiene precio, aunque no se lo pidan arriésguese y dé ese consejo, sobre todo a los niños y adolescentes, a veces tienen más efecto que el que usted se imagina.
Apoye toda iniciativa sana que busque que seamos una mejor persona, que tengamos una mejor familia y que seamos una mejor sociedad, una mejor Nación, un mejor País.
Haga algo, aunque parezca insignificante en principio, “devuelva su estrella de vuelta al océano”, aunque haya millones que no pueda devolver; que para la que devuelve, tiene mucho significado.
Recordemos a Teresa de Calcuta quien dijo: “No hay grandes actos, solo actos pequeños hechos con gran amor”. Pero esa misma mujer aseguró; “Si no hubiera recogido la primera persona en Calcuta, no, no hubiera recogido las cuarenta y dos mil”.
¡Quejémonos menos, actuemos más! Toda jornada empieza con un primer paso. ¿Verdad?”
Hasta la próxima.
Darío Nin.