Aún después de terminada la dictadura de Trujillo, en mayo del 1961, hasta los gobiernos de Joaquín Balaguer, siempre han existido esas personas que hacen el trabajo “sucio”.
A muchos de estos, la muerte los ha alcanzado de la misma manera en que alegadamente les quitaron la vida a muchas personas.
El último en cumplir esos parámetros fue Fernando de los Santos, mejor conocido como “La Soga”, quien fue acribillado cuando se ejercitaba en la mañana del miércoles por varios desconocidos a bordo de una motocicleta, justo al frente de su residencia en Santiago.
‘La Soga’ fue apresado en noviembre de 2017, luego de ser buscado por más de seis años por la Policía Nacional, por su supuesta vinculación en la muerte de Elvis Valerio y Luis Roberto Torres, ocurridas en el 2011, y por porte ilegal de un arma de fuego. Sin embargo, meses después fue liberado.
Al exteniente también se le apuntan las muertes por encargo de Joan Silverio Ureña y Bonel de Jesús Lanfranco Castro, alias Bonelly.
Igualmente, mientras estuvo bajo servicio en la Policía presuntamente encabezó un grupo de oficiales conocidos como “El Equipo” o “El Escuadrón”, que se dedicada a perseguir delincuentes o prófugos de la justicia.
Del mismo grupo
Junto al apodo de “La Soga” es constante escuchar por igual el de “Cabrerita” al unísono. Este último era un sargento de la misma institución que pertenecía al grupo comandado por De los Santos.
Ramón Darío Cabrera, nombre de Cabrerita, era señalado por la Policía Nacional por actuar normalmente en complicidad con “La Soga”, con otro señor llamado Antonio García “La Cobra” y un primer teniente que llevaba por nombre José Miguel López “Lopecito”, incluyendo en las muertes que se le apuntan a De los Santos.
Este también era investigado por el atentado en contra de Eury Cabral y otra persona en septiembre del 2004. En noviembre de ese mismo año, el auto del sargento recibió 29 impactos de bala, resultando muerto en el hecho.
Los sicarios que lo eliminaron le atravesaron un vehículo para impedir que escapara y le tirotearon desde un carro marca Honda Civic de color azul.
Preparaba memorias
Un año antes, fue asesinado a tiros en una parada de vehículos en una avenida de Santiago, donde estaba supuestamente esperando un transporte público, el autocalificado sicario Carlos Evertz Fournier, quien durante una entrevista con el periodista César Medina se había declarado responsable de las muertes de 36 personas, la mayoría durante los doce años de Joaquín Balaguer.
El verdugo de Evertz huyó en una motocicleta y desde ese momento no se había podido identificar su paradero ni su identidad.
Su entonces abogado, Carlos Olivares, declaró que el asesinato de su cliente se trató de un crimen de Estado.
En los meses anteriores a su asesinato, de acuerdo con los archivos de varios diarios, Evertz empezó a dar declaraciones en que prometía ofrecer sus memorias sacando a la luz todos los asesinatos que cometió por encargo de las autoridades.
Más atrás
Durante los gobiernos de Balaguer, otros hombres alcanzaron fama por su condición de gatillo alegre. Uno de ellos era Hermógenes Acevedo, conocido en las calles y anécdotas como Chichí Bolón.
Este era miembro de la Policía Nacional y de las bandas opresoras de los 12 años de Balaguer.
Hay pocos datos sobre él y dentro de los casos más trascendentes que se le atribuyen está la muerte a tiros de cuatro personas en el 1970 en una playa en la carretera Barahona-Paraíso.
Se le atribuyen también múltiples ejecuciones extrajudiciales en los barrios de la zona norte del Distrito Nacional.
La muerte de Acevedo se produjo en 1989 a mano de unos desconocidos cuando se encontraba en la galería de su casa ubicada en el sector Villa Francisca de la capital.
Tres sicarios.
Con el asesinato a balazos el pasado miércoles en horas de la mañana del conocido matón, Fernando Santos, alias La Soga, sigue siendo Santiago una urbe donde los sicarios vinculados a los organismos armados del país encuentran su trágico final. Allí han muerto La Soga, Cabrerita y Carlos Everts Fournier.