Por Juan Cruz Triffolio.
Sociólogo- Comunicador Dominicano
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Hoy no hablaré de la persistencia y la vasta experiencia del director de televisión, Nelson Caba Ramírez, ser humano humilde, bondadoso y solidario, con quien tengo acumuladas incontables e inolvidables experiencias fruto de la bohemia y el fascinante consumo etílico.
Tampoco procuraré hacer referencia a su valioso apoyo al talento de los jóvenes identificados con el quehacer de los medios audiovisuales pues, aunque agradezco haber sido un beneficiario de su gentileza, es a mi entrañable compañero de múltiples y diversas andanzas culturales, Junior Mc Cabe, a quien compete de manera inapelable narrar tan hermosas vivencias.
De Nelson Caba Ramírez trataré de evocar, en ánimo de que prevalezca la memoria contra el olvido, una de sus trascendentales facetas encarnando la dignidad, el decoro y el patriotismo: su brillante participación en la gesta gloriosa de Abril, 1965.
Su valiosa intervención en el movimiento revolucionario por el respeto a la constitucionalidad y el regreso del Profesor Juan Bosch al solio presidencial, sin necesidad de tener que disparar detrás de las memorables trincheras, junto a los titanes nacionalistas, enaltece y agiganta su diminuta figura física, al tiempo que sobredimensiona su inmenso corazón generoso y resalta su incuestionable amor ante el clamor popular de la patria adorada.
Fuentes bibliográficas registran que la singular participación de Nelson Caba Ramírez en la epopeya referida se inicia unas horas después de ser ametrallado el edificio principal de la entonces Radio Santo Domingo Televisión –RSDTV- y sus imponentes antenas de transmisión, empresa estatal donde, desde su fundación, en 1952, el reconocido y dinámico director de cámaras ha laborado de manera ininterrumpida.
Fue entonces cuando a varios comunicadores del mencionado medio audiovisual se les ocurrió, en procura de mantener constante una comunicación abierta y directa con el pueblo en armas, extender algunos cables de la emisora de frecuencia modulada a través de una de las paredes contiguas a la vieja residencia de Petán Trujillo, hoy Escuela Laboral Concepción Bona, hasta un reducido espacio de una casa de dos plantas, cuyo frente daba a la avenida San Martín, residencia del reconocido locutor Lora Medrano.
Desde allí, conforme a lo expresado por El Magistrado, Fernando Casado, en su obra Palabra, Canto y Testimonio, “continuamos las transmisiones clandestinas de la Radio Constitucionalista, desde un sanitario, utilizando el asqueroso inodoro como asiento”.
Recuerda el exquisito vocalista, considerado La Voz más Depurada de la Criolla Dominicana que, “Manolo Quiroz y su hermano el Pollito (Gerardo Quiroz Miranda, JCT) facilitaba su volkswagen blanco, mientras el productor de TV Nelson Caba y el popular Rubio del Figureo (cuyo nombre de pila es Roberto Martínez, JCT) removiendo los asientos de atrás, hacían espacio, colocando en su lugar recipientes, para obtener combustibles para la planta desde una estación de gasolina en las alturas propiedad de un pariente de Quiroz”.
Consecuencia de esta actuación de Nelson Caba Ramírez y su eterno compañero Roberto Martínez, la voz constitucionalista se mantuvo constante en la radio, sin importar que para tal propósito un tosco sanitario, en una vivienda cercana a la residencia de Petán, sirviera de escenario para realizar tan noble y honrosa misión revolucionaria.
De esta manera, con el combustible transportado por Caba Ramírez y El Rubio del Figureo, se mantuvo funcionando el transmisor portátil de la denominada Radio del Sanitario, pintoresca estación radial que sin duda alguna hizo posible que la “Radio Constitucionalista nunca pudo ser sacada del aire”, continuidad coincidente y terca que de seguro desconcertó inicialmente al enemigo, donde resultó familiar escuchar las expresiones precisas y conmovedoras de un Fernando Casado, Ercilio Veloz Burgos, Plinio Vargas Matos, Rafael Moya Valdez –Moyita-, Fabio Valenzuela, Franklin Domínguez, Lora Medrano y un señor mayor de apellido Milán Lora, entre otros connotados y valientes comunicadores dominicanos.
Concomitante con el referido y positivo aporte, en aquellos días dolorosos de la Patria, Nelson Caba Ramírez, en compañía de su inseparable amigo Roberto Martínez, quienes habían retenido uno de los jeeps, propiedad de la radio televisora oficial, improvisando un largo tablón como camilla, ante la cantidad de víctimas dispersas, empezaron a recoger los sacrificados y heroicos dominicanos acribillados durante la guerra fratricida, fundamentalmente, en la inolvidable zona constitucionalista.
Ante de cumplir tan horripilante misión, el hoy apacible hombre de la televisión no olvida precisar que, en interés de proteger parte de la flota vehicular del canal estatal, amenazada con ser saqueada, procedió a desinflar sus neumáticos y desconectar los cables del sistema eléctrico de cada unidad de transporte disponible.
Asegura que fue luego de esa acción cuando empezó circular constantemente por las calles y callejones de la zona revolucionaria con la encomienda desgarradora de recoger y transportar las víctimas encontradas, misión que, esencialmente en San Carlos, realizaba al inicio de cada noche a fin de evitar las consecuencias de ser blanco de cualquier francotirador de los tantos existentes.
Precisa que además de El Rubio del Figureo, en tan exasperante tarea les acompañaban, generalmente, los hermanos Popa al igual que Alberto Sánchez, actual director técnico de Color Visión y Rafael Abad, hoy General de Bridada del Ejército y connotado oftalmólogo.
De aquella apesadumbrada experiencia como conductor de su improvisada ambulancia, marcada en su parte delantera con una cruz blanca, afirma haber sido lacerado de manera indeleble por dos casos deprimentes dignos de la evocación.
El primero, cuando tuvo que levantar el cadáver baleado al azar de César, de quien no recuerda su apellido, a quien “transportó su desgracia hasta el cementerio de la Máximo Gómez y allí fue sepultado en una nutrida fosa común”, luego de observar su cuerpo vuelto añicos.
La otra vivencia no menos lacerante resultó ser aquella en que al llevar los restos de un joven revolucionario, acribillado en el área de combates, hijo de un conocido empresario vinculado al negocio de las ventas de boletos aéreos, en su oficina ubicada cerca de la intercepción de la hoy avenida San Martín y la calle Dr Tejada Florentino, recibió como reacción de su progenitor la inhumana y desalmada expresión: Acá no me traiga a comunista..!! Lléveselo a donde le dé la gana, pero aquí, no hay espacio ni lagrimas para comunistas..!!.
Ante esta lastimosa actitud de un padre conservador, opuesto a la defensa pundonorosa de los intereses del pueblo en armas, recuerda el reposado y sereno Caba Ramírez que, tal como mandan los principios de la humanidad y la cristiandad, asumió la responsabilidad del conducir el cuerpo sin vida del intrépido y rechazado constitucionalista a la morada eterna en ánimo de recibir del Todopoderoso el descanso en paz.
Finalmente, vale destacar como párrafos concluyentes de esta apretada exposición que, por sus dotes personales, constancia y aportes valiosos al medio televisivo dominicano y su ennoblecedor servicio a la Patria, en momentos en que el atropello de la bestia interventora hacía sangrar sus mejores hijos y pretendía mancillar el alma del terruño adorado, entre otras no menos admirables y convincentes razones, es entendible que, además de Nelson Caba Ramírez merecer el aprecio y el respeto colectivo, ha de ser condecorado por el Ejecutivo de la Nación con una de las distinciones oficiales propias para honrar a los nobles y ejemplarizantes ciudadanos de pueblo dominicano.
De igual manera han de reaccionar las dirigencias de algunas instituciones vinculadas al área de la comunicación, el arte y la cultura como expresión de justicia ante el deber cumplido por un humilde, laborioso y experimentado técnico de los medios audiovisuales del país, quien con sus acciones motiva a no olvidar el compromiso eterno con el lar nativo.
Ya es tiempo de la acción ante una deuda impostergable..!!