Esa hazaña Aracena la logró en tres meses. Primero construyó uno de madera para motivar el permiso de las autoridades del penal y luego lo hizo finalmente de metal para que pueda ser exhibido en carnavales y exposiciones por todo el país, ya se ha presentado algunas.
Un poco de historia
Aracena podría haberse convertido también en el primer privado de libertad en el mundo a quien se le otorga un permiso especial para estudiar para ser piloto de avión. Lo cursó por dos años y medio de manera sabatina en Santo Domingo y con esos conocimientos adquiridos construyó la réplica de la aeronave
Durante ese tiempo, cada sábado un equipo de apoyo de la Dirección de Prisiones me trasladaba a Santo Domingo donde yo aprovechaba tanto el tiempo que fui una de las notas más sobresalientes”, recuerda emocionado.
Un ángel dentro de cárcel
Por sus hechos los conoceréis, y el proceder ejemplar de un hombre que hizo un antes y un después de su presencia en la cárcel de Cotuí y se ha convertido en el ángel o padrino que colabora para la educación de los reos y está en proceso de construcción de un pabellón educativo.
Querido y aplaudido por muchos, “El Varón Rojo” convirtió su prejuicio en una bendición a los privados de libertad, buscando aprender y realizarse con una mente visionaria y emprendedora, aunque los barrotes detengan su libre tránsito, sin buscar excusas, sino resultados positivos.
“No todo el mundo entra a la cárcel a mirar para arriba, a lamentarse de la injusticia que le ha sucedido, sino que como hiciera Nelson Mandela algunos se convierten en un entes ejemplares, motivadores y padrinos de los que le rodean”, dice Aracena con aire de pensador.
Sobre los motivos por los que guarda prisión prefiere no hablar de eso, solo repite que “mis abogados no entienden como habiendo tantas pruebas de mi inocencia yo continúo en prisión, pero dondequiera que el destino me lleve aprovecho mi tiempo en bien de la humanidad”.
Félix Aracena, el creador de esta pieza de exhibición es de Bonao, mercadólogo y ahora también piloto graduado, aunque todavía no ha volado, pues no ha conseguido permisos para las pruebas de vuelo y lleva ocho años guardando prisión.
Sobre la motivación para la creación de esta obra reflexiona: “El que me conoce sabe que a mí me gustan los retos, pero también lo hice para mostrarles a los demás internos de esta prisión y las otras prisiones que todo se puede, que las limitaciones son mentales, y que todo depende de uno mismo”.
SEPA MÁS
Anhelo.
La nueva meta de Félix Aracena ahora es hacer la parte práctica, porque ya tiene todos los cursos teóricos aprobados, pero está en manos de las autoridades de Prisiones que pueda terminar sus estudios completos y obtener su título de piloto