Opinión

Discurso de Orden, Trigésima Séptima Graduación Ordinaria UTESA, Recinto Mao

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Por: Maestro Cándido E. Almanzar E.

Rector UTESA Mao

 

 

Honorables graduandos, distinguida comunidad académica, familias y amigos presentes, es un privilegio dirigirme a ustedes en esta Trigésima Séptima Graduación Ordinaria de la Universidad Tecnológica de Santiago, Campus Mao.

En este momento trascendental, reflexionemos sobre la esencia patriótica que ha guiado nuestra historia. Al recordar a Juan Pablo Duarte, Ramón Matías Mella y Francisco del Rosario Sánchez, héroes fundamentales de nuestra independencia, encontramos la inspiración para forjar nuestro propio camino con valentía y dedicación.

Duarte, con su visión nacionalista, nos enseñó la importancia de defender nuestras raíces y trabajar por el bienestar de nuestra tierra, a la edad de 31 años, fundó La Trinitaria, organización fundamental en la gesta independentista. Al recordarlo, veneramos como un símbolo de la identidad y el patriotismo dominicano, y su influencia sigue siendo palpable en nuestra República Dominicana.

Ramón Matías Mella, cuyo rol fue crucial en la lucha por la independencia de la República Dominicana. A la edad de 28 años, su valentía y liderazgo en la Batalla del 27 de febrero de 1844 nos inspiró a luchar por la libertad y la soberanía en todas las facetas de nuestras vidas.

Por su parte, Francisco del Rosario Sánchez, nos mostró el poder de la determinación y la voluntad para alcanzar nuestros objetivos. A sus 27 años, firmó el Acta de Independencia en 1844, dejando un legado de valentía y compromiso con la libertad y la soberanía dominicana.

Asimismo, nuestra Bandera Nacional y el Himno Dominicano simbolizan la identidad y el orgullo de pertenecer a esta tierra llena de historia y promesas. Que estos símbolos nos recuerden la responsabilidad que asumimos como profesionales, contribuyendo al desarrollo de nuestra sociedad.

Como graduandos de esta prestigiosa institución, tienen la responsabilidad de contribuir al sistema democrático de nuestro país. La democracia se fortalece cuando cada uno de nosotros se convierte en un ejemplo de conducta ciudadana. Les exhorto a que actúen con integridad, ética y responsabilidad en sus vidas profesionales y personales. Sean ciudadanos comprometidos con el bienestar colectivo y defensores de los valores democráticos.

En el recodo del tiempo, donde los susurros del pasado se entrelazan con los ecos del presente, se revela una verdad inmutable: la juventud y la valentía, dos fuerzas indómitas, se erigen como pilares fundamentales en el escenario de la transformación del mundo. En los anales de la historia, cada página escrita con la tinta de los sueños y los sacrificios, se narra el relato eterno de aquellos jóvenes intrépidos que desafiaron las cadenas del conformismo y desencadenaron los vientos de la transformación. Así, en el vasto lienzo de la historia, se plasma la eterna danza entre la juventud, la valentía y la transformación.

Al hurgar en la historia encontramos ejemplos de jóvenes líderes que han dejado huellas que perduran a través de los siglos.

Alejandro Magno, Desde su nacimiento en el 356 a.C., estaba destinado a grandes hazañas. A los 20 años, ascendió al trono de Macedonia, y con ello, dio inicio a una era de conquistas audaces que estremecieron los cimientos del mundo conocido. Sus campañas militares llevaron su imperio desde las tierras de Grecia hasta los confines de la India, estableciendo un dominio sin precedentes que abarcaba vastas extensiones de tierra y diversidad cultural. Sin embargo, más allá de su destreza en el campo de batalla, Alejandro fue un visionario cultural, un pionero en la fusión de Oriente y Occidente. Al construir puentes entre civilizaciones, promovió el intercambio de conocimientos, artes y filosofías, sembrando las semillas de la colaboración y el entendimiento mutuo. Su legado trasciende el mero dominio territorial, dejando una marca indeleble en la historia de la humanidad.

Así mismo, honramos la memoria de Mehmed II, conocido como Mehmed el Conquistador, cuyo legado perdura en la historia. A la temprana edad de 21 años, lideró el épico asedio de Constantinopla, un evento que transformó el curso de la historia mundial al poner fin al Imperio Romano de Oriente. Este hito marcó el comienzo de la expansión otomana en Europa, dejando una huella imborrable en la historia. Más allá de sus triunfos militares, Mehmed II fue un mecenas de las artes y las ciencias, impulsando un renacimiento cultural dentro del imperio. Su legado se cimenta en su liderazgo militar destacado y en su contribución al desarrollo cultural y político del Imperio Otomano.

Hoy, seguimos siendo testigos del impacto duradero de estos grandes jóvenes que transformaron la historia. Sus liderazgos carismáticos y sus tácticas innovadoras continúan inspirando a líderes y estrategas en todos los rincones del globo terráqueo. Nos incumbe a nosotros, en este momento crucial de la historia, recordar sus legados y aprender de sus ejemplos, trabajando juntos para forjar un futuro de paz, progreso y entendimiento entre todas las naciones. Que sus espíritus perduren en nuestros corazones mientras nos esforzamos por alcanzar nuevas alturas de grandeza y cooperación global.

Estos ejemplos nos demuestran que la juventud no es una barrera para hacer grandes cosas. Cada uno de ustedes tiene el potencial para marcar la diferencia en su campo profesional y en la sociedad en general. Persigan sus sueños con pasión y determinación, y nunca subestimen el impacto que pueden tener en el mundo.

Quiero motivarlos a mantener la esperanza viva en sus corazones y a ser justos en su quehacer profesional. El camino hacia el éxito puede presentar desafíos, pero con perseverancia y ética, estoy seguro de que alcanzarán sus metas y contribuirán al desarrollo de nuestra amada República Dominicana.

Por último, pero no menos importante, recuerden siempre agradecer a quienes les han apoyado en su camino hacia el éxito. Agradezcan a sus familias, amigos, profesores y mentores por su apoyo incondicional y su guía. Ninguno de nosotros alcanza el éxito solo, y es importante reconocer y valorar a quienes nos han ayudado en nuestro crecimiento y desarrollo.

En conclusión, queridos graduandos, les felicito por este logro significativo en sus vidas. Ustedes son la esperanza y el futuro de nuestra nación. Mantengan vivo el espíritu del patriotismo, actúen con justicia y ética en su quehacer profesional, busquen la excelencia y valoren la diversidad. Con su dedicación y compromiso, estamos seguros de que harán grandes contribuciones a nuestro país y al mundo.

 

Un efusivo abrazo apreciados graduandos.

Que Dios nos bendiga a todos y a nuestras respectivas familias.

¡ Muchas gracias !

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