El tranque para la aprobación de la tan esperada, necesitada y codiciada Ley de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticas, que regule todo el accionar de la clase política dominicana, tiene como sello de presentación única y exclusivamente al gobernante Partido de la Libeacion Dominicana, pero especialmente a sus dos principales líderes.
Es una lucha de intereses entre los integrantes de dos corrientes a lo interno de la entidad oficial; una que responde a los lineamientos del presidente Danilo Medina Sánchez, y la otra dominada por el expresidente de república y actual presidente de esa organización politica, doctor Leonel Fernández Reyna.
La primera de las corrientes con el mandatario a la cabeza considera que el mecanismo de primarias a ser incluido en la normativa electoral que se encuentra en discusión es el proceso abierto, mientras que la franja dirigida por Fernández plantea que las primarias sean cerradas, con cuya posición esta segunda corriente coincide con la mayoría de dirigentes de la oposición.
Quien le bajó «la falda» al PLD para que se le viera todo el refajo y algo más fue el senador de esa misma entidad y presidente de la Comisión Bicameral que estudia la pieza, Arístides Vásquez Yed, quien el pasado lunes trece (13) del presente mes de noviembre admitió públicamente que su partido es el responsable de la no aprobación de la Ley, argumentando que a pesar de tener mayoría en el Congreso no ha podido hacer nada debido a la lucha de intereses.
Sin embargo, la afirmación del representante de la provincia María Trinidad Sánchez en la cámara alta no es nada nuevo, ya que desde hace un largo tiempo la oposición política, la sociedad civil y otros sectores han venido ocusando al partido morado de bloquear la aprobación de la iniciativa legislativa.
El hecho de que los intereses y la ambición de poder de dos hombres, o dos grupos impidan la aprobación de una ley que regirá las actividades políticas en una nación, sin lugar a dudas que representa una vergüenza nacional, y sobre todo, pone de manifiesto la falta de institucionalidad de una nación, en este caso la República Dominicana.
Como en este caso la decisión no ha sido consensuada por los dos líderes del Partido de la Liberación Dominicana, cabe señalar que ambos dirigentes ha puesto de rodilla al Congreso Nacional, organismo al cual le han quitado la facultad de legislar soberanamente y atendiendo a los intereses de la población.
El Congreso Nacional está integrado por 32 senadores y 190 diputados, quienes frente al tranque no tienen poder de decisión, ya que las decisiones en ambos hemiciclos son adoptadas por las dos cabezas principales del poledeísmo, los cuales sin embargo ahora no han podido ponerse de acuerdo debido a la lucha de intereses.
Todo dominicano aspira a una Ley de Partidos que garantice, entre otros puntos, la transparencia en el ingreso de dinero para la campaña y que evite el transfugismo entre los aspirantes a diferentes posiciones. No obstante, esa aspiración depende del presidente Danilo Medina y del expresidente León el Fernández, quienes lo manejan todo atendiendo a sus intereses.
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