Dos policías y un militar fueron asesinados en la noche del sábado en Río de Janeiro en hechos aislados pese a los refuerzos que este estado brasileño recibió para garantizar la seguridad durante las elecciones presidenciales, legislativas y regionales de hoy en Brasil, según fuentes oficiales.
Los dos agentes de la Policía Militarizada y el cabo de la Marina de Guerra fueron tiroteados al parecer por delincuentes comunes y en hechos sin relación con las elecciones.
El hecho más grave se registró en un bar en la zona portuaria de Río de Janeiro, en el centro de la ciudad, en donde un policía y el militar departían vestidos de civil y al parecer fueron reconocidos por delincuentes que actúan en la región.
El agente de policía Marçal Tales de Brito, de 30 años, y el cabo de la Marina Anderson da Silva Gomes fueron rendidos, retirados a la fuerza del bar y conducidos hasta un callejón vecino a una iglesia, en donde fueron ejecutados con tiros en la cabeza.
En otro caso, ocurrido en Belford Roxo, un municipio de la región metropolitana de Río y en donde un policía fue asesinato a tiros y otro quedó herido cuando intentaron intervenir en una pelea entre vecinos.
El autor de los disparos, que no fue identificado, huyó con rumbo desconocido.
Las muertes de los dos agentes elevó a 79 el número de miembros de la Policía Militarizada que han sido asesinados este año en Río de Janeiro, que vive una intensa ola de violencia desde que organizó los Juegos Olímpicos de 2016, que causó tan sólo el año pasado 6.731 homicidios, entre ellos los de más de 100 policías.
La situación de inseguridad obligó al presidente de Brasil, Michel Temer, a decretar en febrero pasado una intervención militar en la seguridad de este estado que puso el control del orden público en Río bajo el mando del Ejército.
Pese a la intervención, las organizaciones no gubernamentales que hacen un seguimiento a la intervención aseguran que las propias estadísticas oficiales indican que la criminalidad ha aumentado desde que los militares asumieron el control.
Río de Janeiro fue uno de los 513 municipios de Brasil que recibieron refuerzos del Ejército esta semana para garantizar la seguridad durante las elecciones.
Los militares fueron solicitados por los gobiernos regionales o por jueces ante posibles incidentes o por falta suficiente de policías, y fueron autorizados por el Tribunal Superior Electoral tras el estudio de cada caso en particular.
La mayoría de los municipios que recibieron tropas está en la región amazónica (Acre, Amazonas, Maranhao, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Pará y Tocantins) o en el empobrecido nordeste brasileño (Piauí, Río Grande do Norte y Ceará).
Las elecciones de este año, las más imprevisibles desde que Brasil recuperó la democracia en 1985, se han caracterizado por un clima de radicalización y polarización entre el socialista Fernando Haddad y el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien fue acuchillado durante un mitin el 6 de septiembre pasado.