Por: Rafael A. Escotto
La vida es neblina que se va, llevada por el viento, sombra fugaz, que solo dejara vació y sufrimiento.
Me recosté un poco cansado de meditar sobre lo sorprendente e inexplicable que es la muerte imprevista de un ser humano que vivió una vida apasionada por la conservación y preservación de nuestras edificaciones patrimoniales e históricas.
A pesar de sus pretensiones, su bien tenido quijotismo, en un país sin molinos de vientos, no fue tomado en cuenta con el fervor que debieron ser premiados sus esfuerzos como arquitecto que pensó en una sociedad que hace tiempo que dejó de pensar que el conocimiento de la historia de nuestros monumentos es materia indispensable para el florecimiento de las civilizaciones.
Cuando sus sueños quizá estaban muy cerca de concretarse, yo pude percibir, como aquel señor que soñaba poesías dormido, que George Wassaf Khoury Noba no era un ser de esta tierra y, por tanto, que no moriría con la angustia de ver cómo son demolidos, bajo la impunidad del Estado Cultural y del derecho, bienes patrimoniales de Santiago de los Caballeros y del país.
George Wassaf Khoury Noba falleció y le veo mecerse en la altura, besado por bellos vientos; puro, magnifico y elegante, como el árbol gigante que fue. No obstante, se le vio alzar el vuelo, sin alas, sin ojos, sin cuerpo, como aquel poeta mexicano. Y, yo agregaría, sin una oda.
En una ocasión se presentó en mis oficinas, sonriente, con sus mejillas rosadas, como un signo de esperanza.
Me dijo, «doctor he venido a invitarle personalmente para que sea usted quien haga un esbozo histórico filosófico sobre el significado de mi proyecto Imagines digitales de edificaciones antiguas en el país, a celebrarse en el antiguo Palacio Consistorial de Santiago.»
«George, recibo tu invitación como un alago. Debo decirte, que para mí el patrimonio cultural es la recopilación de monumentos, edificios y obras de arte que pertenecen a una cultura. Lo que tu acaba de hacer representa un legado valioso para la sociedad. A todo esto, debo mencionar tus afanes por la conservación.»
Mi trabajo fue una especie de monográfico erudito hecho pensando en cautivar el interés de la audiencia para que dirigieran su atención a la enorme labor de investigación realizada por George.
El trabajo de George Wassaf Khoury tiene un enfoque interesantísimo que nos permite hablar de bienes que representan parte importante de nuestra valiosa cultura y que debemos preservar.
La propuesta de este reconocido arquitecto santiagués versa fundamentalmente sobre la conservación de edificios históricos que poseen un carácter imaginario y afectivo.
Pese a ser bienes materiales, forman parte de la trascendencia y sobre la historia que deseamos preservar. Empero, en la mayoría de las legislaciones, el estado declara y preserva las edificaciones que considere. Para ello las clasifica en distintas categorías como patrimonio nacional e incluso patrimonio de la humanidad.
En resumen, las edificaciones históricas recopiladas por George Wassaf Khoury permiten mantener una porción de la historia viva, recordar constantemente nuestro pasado y estar en contacto con una realidad que no se vivió, pero que marcó pauta para la posteridad.
Como expresé al inicio de este artículo, nuestro amigo George Wassaf alzó el vuelo sin un poema, como diría Borges, aun así, atravesó la transparencia, sin manchar el día. Cruzó el oeste palpitando y sube por cada grada hasta el desnudo azul, todo el cielo es su torre, y limpia el mundo con su movimiento.
Paz a su alma!