
Por: Rafael A. Escotto
“El béisbol es simplemente mi plataforma para elevar a Jesucristo, mi Señor y Salvador” Albert Pujols

No se necesita ser un fanático furibundo del béisbol ni de ningún otro deporte para tener la capacidad de valorar la labor de un pelotero de las grandes ligas o de un atleta universal. Creo que lo único que se necesitaría sería poseer capacidad de juicio o concepto para evaluar las estadísticas a lo largo de su carrera profesional y saber hacer comparaciones con otros jugadores de la misma competencia.
Aun así, no solo se deben apreciar los cómputos acumulados, existen otros elementos que también deben importar en las sumas de las calificaciones, en este caso, del pelotero, como serían su conducta dentro y fuera del terreno de juego, su consistencia y estabilidad como profesional, el encanto y admiración que genera entre la fanaticada (si es no taquillero), la impresión que le causa a la prensa deportiva su solidez o inestabilidad en mantenerse firme con los numeritos y, fundamentalmente, si la sociedad en general lo toma o no en cuenta y si él hace contribuciones sociales que impactan en la comunidad donde vive y juega.
Sabemos que la solidez de un jugador tiene sus altos y bajos porque el deporte está influido mayormente por la carga de emociones del propio atleta, o sea, si se siente a gusto o no con la dirección del equipo, su grado de superstición, si la edad le inquieta o podría predominar en algún momento, porque le teme a una caída de su consistencia o si el pelotero es muy frágil a los rumores, estos y otros factores externos o internos al jugador podrían tener algún efecto en su agresividad o falta de agresividad en el terreno de juego.
Todo jugador de béisbol, de tenis, un corredor de campo y pista, un golfista o un jugador de ping-pong está sometido con cierta frecuencia a evaluaciones psicológicas especializadas con el fin de evaluar su funcionamiento y sus capacidades de rendimiento y, a la vez, para predecir cómo será su comportamiento en el futuro, debido a que el cuerpo de un deportista está lleno de enigmas.
El tiempo promedio de vida útil de un tenista, por ejemplo, que comience su carreta a los 18 es de 30 años, ello así porque su cuerpo está constantemente sometido a velocidad y resistencia y tiene que emplearse a fondo a un deporte de alta acometividad. El basquetbolista, según la National Basketball Association (NBA), solo dura 6 años. Un futbolista apenas llega a 16 años jugando. Ahora bien, los jugadores de béisbol, por las lesiones, solo juegan 15 años.
De acuerdo con las estadísticas de las Ligas Mayores (MLB), un pelotero que comience a los 20 podría jugar hasta los 35 años de edad y, naturalmente, existen sus excepciones. El caso de Albert Pujols, quien fue dado de baja recientemente por los Argelinos de los Ángeles, habría que someter esa insospechada y turbia decisión a un análisis crucial, ello así porque los numeritos compilados por el fenomenal pelotero dominicano de 41 años de edad José Alberto Pujols Alcántara, más conocido como Albert Pujols, son grandiosos y le aseguran un puesto en Cooperstown. Todavía a su edad sigue produciendo y sepultando records de iconos del béisbol de Grandes Ligas.
La trayectoria de este excepcional pelotero entre los años 2001-2021, habla por sí sola: consumió 10,925 turnos al bate, disparando 1,852 carreras y 3,253 hits, 667 extra bases, ha recibido 298 transferencias, ha impulsado 2,112 carreras. Ha jugado en distintas posiciones: primera base, en el jardín izquierdo y en la tercera. Batea a la derecha, tiene 6-3 de estatura y pesa 235 libras; además, participó en la serie mundial del 2006, cuando los Cardenales de San Luis derrotaron a los Tigres de Detroit.
Albert Pujols está casado desde el año 2000 con Deidre Pujols, con quien ha procreado cuatro hijos: Ezra, Isabella, Sophia, Albert, Esther Grace. Dreide tuvo otra hija con su anterior pareja, Isabella.
Está no es la historia de un gran pelotero dominicano, es, más bien, una pincelada breve sobre un atleta excepcional quien escribió que: «La meta de mi vida es traer gloria a Jesús. Mi vida no está en su mayoría dedicada al Señor, está 100% comprometida con Jesucristo y Su voluntad. Dios me ha dado la capacidad de tener éxito en el juego de béisbol. Pero el béisbol no es el fin, el béisbol es el medio por el cual mi esposa, Dee Dee, y yo glorificamos a Dios.»
Albert Pojols es un pelotero educado, pues posee una licenciatura en Letras. Nos preguntamos: ¿cuál habrá sido el motivo de los directivos de los Angelinos de darle de baja a Albert Pujols, un pelotero que goza de salud, atrae fanaticada, tiene la prensa deportiva estadounidense a su favor y está produciendo para su equipo? No soy experto en deportes, escribo literatura, pero mi intuición me dice que el equipo dejó sus amores con el sensacional pelotero dominicano y está buscando encariñarse con otros peloteros más jóvenes, quizá por aquel refrán de que a «gato viejo, ratón tierno».
Termino este artículo con una aspiración del periodista de Diario Libre Nathanael Pérez Neró: «Pero si Pujols finaliza su carrera tras el curso 2021 y no puede alcanzar los 696 de Alex Rodríguez es muy probable que pasen décadas para que otro jugador lo alcance. Transcurrieron 39 años para que Hank Aaron destronara a Babe Ruth como rey de jonrones (714) en 1974 y El Martillo ostentó el trono (754) hasta 2007 cuando el cuestionado Barry Bonds se subió en el palo y dejó el listón en 762».
Cada país o potencia política y deportiva reguarda con celo sus propios semidioses y los proteges de los que no son suyos que podrían destronarlos con sus poderíos y solidez en cualquier terreno de juego. ¿Habrá un poco de esto en el caso de que se haya querido detener la exitosa carrera deportiva de Albert Pujols, otro pelotero latinoamericano camino a la fama del béisbol, como deporte rey? Esto habría de tomarse como una simple especulación.


