El Gobierno de EE.UU. no descarta la posibilidad de llevar a cabo nuevos bombardeos contra Siria en caso de que continúen los ataques químicos contra civiles, afirmó este lunes en rueda de prensa el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer.
“La visión de la gente siendo gaseada y devastada por el uso de bombas de barril garantiza que, si vemos este tipo de acciones de nuevo, estamos abiertos a la posibilidad de una acción futura“, ha subrayado el portavoz presidencial, añadiendo que el ataque estadounidense no fue simplemente un mensaje para Siria, sino también para otros países. “No solo Siria, sino que el mundo vio a un presidente (Donald Trump) que actúa con decisión“, advirtió.
La semana pasada, EE.UU. lanzó 59 misiles de crucero contra la base de Shayrat, situada en la provincia siria de Homs, en represalia a un ataque con armas químicas supuestamente perpetrado por Damasco contra la localidad de Jan Sheijun, en la provincia de Idlib, el cual dejó más de medio centenar de muertos, entre ellos numerosos niños, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. El Gobierno sirio ha negado rotundamente el uso de materiales químicos o tóxicos en la localidad y responsabiliza del ataque a los grupos terroristas que operan en la zona.
Los misiles de crucero Tomahawk fueron lanzados desde dos destructores que se encuentran en el Mediterráneo Oriental, pero solo 23 de ellos alcanzaron sus objetivos, había informado por su parte el Ministerio de Defensa ruso. El bombardeo estadounidense dejó un saldo de 14 muertos, la mayoría civiles.
Por su parte, el Gobierno sirio señaló que en efecto su Fuerza Aérea había atacado en la provincia de Idlib un depósito de armas donde las organizaciones terroristas Estado Islámico y Frente Al Nusra almacenaban armas químicas, y esta información fue confirmada por Rusia. Según el Ministerio de Defensa ruso, en la zona del depósito se encontraba un taller de fabricación de proyectiles con sustancias tóxicas, la misma arma utilizada en Alepo a finales del 2016.
Asimismo, Moscú ha hecho hincapié en que todos los precursores químicos existentes en Siria fueron retirados del país a mediados del 2014 con la propia cooperación de EE.UU., por lo que instó a investigar a fondo lo sucedido en Idlib y tildó de “prematuro” acusar a Damasco del ataque químico.
Según los datos de la Coalición Nacional para las Fuerzas de la Revolución y la Oposición Siria, el número de víctimas del ataque químico contra civiles ascendió a un centenar de personas ―entre ellas 25 niños y 15 mujeres― e informa sobre 400 heridos, citando datos de la Dirección de Salud de la provincia de Idlib.